Iglesia en La Hermida

EDIFICACIÓN RELIGIOSA

La Hermida (Peñarrubia)

Ángel Hernández Morales

Obispado de Santander/1970

Pedro Fernández Lastra

En el centro del pueblo de La Hermida, en una pequeña parcela con caída hacia el rio Deva, Ángel Hernández Morales proyecta en 1970 la iglesia de San Pelayo, unos años después de concluir la que había edificado en Espinama.

La discreta impronta formal de los paños de ladrillo rojo y su ubicación, parcialmente oculta por el cercano caserío y a una cota inferior a la de carretera, hacen que pueda pasar desapercibida, siendo señalada en el conjunto urbano mediante su singular campanario.

Sobre la escueta parcela, AHM construye una pequeña y concisa iglesia de planta rectangular, confiando a la sección la expresión formal del proyecto. Adosa a su única nave los dos cuerpos que conforman el portal de acceso y la sacristía con el confesionario. La cabecera se prolonga transversalmente hacia los lados para obtener una capilla lateral, consiguiendo un efecto de luz indirecta que amplía visualmente el espacio del altar. Elevando el volumen de la cabecera introduce la luz natural al interior, con un sencillo pero efectivo juego de volúmenes.

La iglesia está compuesta por varios cuerpos maclados o adosados, todos construidos con ladrillo caravista rojo y con sus cubiertas inclinadas a un agua. La austera imagen exterior contrasta intencionadamente con el amable espacio interior, en el que AHM utiliza dos de los materiales habituales de su obra: el ladrillo caravista pintado de blanco en los cerramientos verticales y la madera de cedro para los techos. Estos materiales, con la luz que penetra tamizada por los ventanales y la inclinación del techo focalizado hacia el altar, confieren al espacio una apacible atmósfera muy propicia al ámbito religioso.

AHM, como en tantas otras construcciones, también presta mucha atención a la pequeña escala que forman los objetos y el mobiliario interior: el altar, la peana, las luminarias, el confesionario, etc. Elementos que diseña con gran interés y detalle.

La urbanización está resuelta con unas escaleras de acceso a la plataforma donde se sitúa el soportal que protege la entrada, limitada por una cerca con un tablón de madera ya desaparecido para el que diseña unos soportes metálicos que aún perduran.

El campanario destaca por su presencia en la escena urbana, constituyendo un notable ejemplo de un recurso muy utilizado por AHM en varias de sus obras: un contrapunto vertical y expresivo frente al edificio. Esta torre, muy atractiva en una formalidad que podría considerarse de reminiscencia constructivista, refleja una de las cualidades de la obra arquitectónica de AHM: el rigor estructural y constructivo del que resulta un esplendido efecto plástico. Con la triangulación de los esbeltos perfiles de la estructura metálica, necesaria para la estabilidad del campanario, consigue una potente imagen icónica que atrae la mirada sobre la iglesia. Como se aprecia en los planos del proyecto, su construcción está definida con gran atención al detalle, con una producción ajustada, casi escultórica.

La iglesia se encuentra en un aceptable estado de conservación, pero el campanario necesita una urgente intervención, especialmente volver a ser pintado, para evitar su degradación y perdida.

Más información, texto y fotografías, en el siguiente enlace:

https://patrimonio.coacan.es/iglesia-de-la-hermida/

13/03/2021

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