Escuela infantil en Berriozar

EDIFICACIÓN DOCENTE/ARQCAM.009.0551

Calle Lantzeluze 33, Berriozar. Berriozar (Navarra)

Camino Francés

Javier Larraz Andía
Iñigo Begiristain
Iñaki Bergera

NO/Muy Interesante

2012

Marta Pérez Rodríguez

Primer Premio COAVN 2013 en la categoría de Edificación Dotacional, donde según el Acta del Jurado se valoró la continuidad en transparencia de los distintos ámbitos, alrededor de una plaza cerrada y dos patios abiertos, así como lo acertado de la utilización de la luz cenital. consiguiendo crear un espacio interior de alto interés y ambiente muy atractivo, entre todas las piezas que compone la escuela, propicio y estimulante para la función del edificio.

El color muy presente en el proyecto, tamiza la aproximación a la calla y aporta profundidad entre estancias y en la relación dentro-fuera.

Para Louis I. Kahn la primera escuela comenzó bajo un árbol, cuando un hombre que no sabía que era un maestro se puso a discutir de lo que había aprendido con otros que no sabían que eran estudiantes. Al igual que aquellos alumnos, los niños menores de 3 años aprenden de forma intuitiva e inconsciente. Estableciendo un paralelismo con la historia de Kahn, podríamos preguntarnos sobre el papel que juega ese árbol, es decir, la arquitectura, en el ejercicio de la enseñanza. Defendemos firmemente el valor pedagógico de la arquitectura y, en el caso concreto de una escuela infantil, su capacidad real para generar espacios que ayuden a los niños a desarrollar de manera sugerente, atractiva y segura esta etapa de su vida. La escuela infantil de Berriozar se desarrolla según un modelo heredado de las escuelas municipales italianas de Reggio Emilia, en el que las estancias infantiles se articulan principalmente en torno a una ‘plaza’ central que sirve como lugar de encuentro e interacción y como espacio para el desarrollo de las actividades comunes de la escuela. Teniendo en cuenta la proporción marcadamente longitudinal de la parcela, hubo que situar la plaza en una posición central y disponer de sendos patios en los extremos. De este modo, las aulas y sus dependencias anexas pasan a ocupar una posición intermedia, directamente conectadas tanto con la plaza central -iluminada y entendida como un espacio exterior- como con los patios de juegos, tratados como una prolongación física y visual de los espacios interiores.

Esta distribución de la planta obligaba a intervenir en la cubierta para iluminar y ventilar naturalmente todas las estancias. La potente geometría de estos lucernarios, que surgen en función de la actividad que se desarrolla en planta, se convierte en una de las señas de identidad del proyecto. La construcción se organiza a partir de una modulada estructura de hormigón armado que cualifica y define tanto el espacio interior como la forma en la que la luz incide en el mismo. Una celosía de color envuelve exteriormente el edificio y los patios de juego, matizando y enriqueciendo la relación entre la calle y los espacios interiores. Frente a este despliegue cromático exterior vinculado al carácter infantil y lúdico del edificio, el interior ofrece una atmósfera serena y neutra gracias a la homogénea y generosa iluminación cenital natural. La doble escala y el juego son, finalmente, las dos herramientas fundamentales empleadas para definir el espacio interior y su equipamiento. La ineludible condición lúdica de los espacios se complementa con su control dimensional en relación al distinto tamaño de niños y cuidadores y a los diferentes objetivos que se persiguen: para los niños, recintos

Estado de conservacion: Bueno

01/03/2020

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