Edificio de viviendas en la Avenida de la Magdalena

RESIDENCIAL VIV. COLECTIVA

 

Avenida de la Magdalena, 4. Santander

Domingo Indalecio de la Lastra Santos

Gerardo Carrión S.A./1975

Ana M. de la Lastra Valdor

 

 

Situado en el Sardinero, Santander, se emplaza sobre una cresta en pendiente, que forma la calle de acceso al parque del Palacio de la Magdalena, con excelentes vistas hacia el Sur, sobre la bahía, y hacia el Norte, al abra del Sardinero. Se concibe como un prisma ortogonal envuelto en piedra con cubierta en azotea. Está exento en la parcela, orientado longitudinalmente en dirección Norte-Sur, con terrazas corridas en ambas fachadas opuestas, abiertas al paisaje. El edificio representa una acertada síntesis entre tradición y modernidad de una

arquitectura fiel a los principios racionalistas que, a la vez, busca conciliar con la cultura y el paisaje local, incorporando ventajosamente la experiencia secular de la arquitectura tradicional. Las fachadas Norte y Sur se caracterizan por sus largas terrazas corridas, flanqueadas

por gruesas paredes a manera de antas que aluden a las solanas de arquitectura regional, superpuestas una sobre otra, que caracteriza la imagen del edificio. Los frentes Este y Oeste aparecen como testeros de piedra arenisca en un volumen monolítico que resaltan sutilmente sus hiladas con diversas texturas y grosores, para ajustarse a las aristas y alturas que componen las fachadas. Las carpinterías exteriores de madera barnizada o el cierre de la parcela con un muro de piedra de mampostería concertada ratifican su compromiso con el paisaje en que se integra y la cultura tradicional.

 

La estructura del edificio es de forjados y columnas de hormigón armado. Las fachadas son de doble hoja cerámica, cuya hoja exterior está recubierta con aplacado de piedra natural. En ellas queda maclado un volumen vertical acabado en ladrillo cerámico a cara vista. Las carpinterías son de madera barnizada. Se incluyen terrazas en fachadas Norte y Sur y alrededor de la vivienda superior. La cubierta es plana, oculta en la volumetría prismática de las fachadas.

 

Aporta una contenida propuesta de una estética contemporánea en un entorno de arquitectura tradicional e histórica, lo cual fue motivo de crítica social durante su construcción, en la década de los 70. El paso del tiempo ha confirmado la pertinencia del proyecto, su acertada integración mediante una cuidada síntesis entre la pureza volumétrica y la incorporación acabados con materiales tradicionales.

 

La austeridad volumétrica de un prisma de piedra levantado sobre columnas queda resaltada por la utilización de la cubierta plana en azotea. La claridad compositiva de las líneas horizontales de las terrazas y las ventanas es acompañada por el tratamiento superficial de la piedra en bandas horizontales de diferentes texturas que van acordado con los diversos elementos y huecos de las fachadas. Se muestra la idea de un edificio de corte racionalista que es sensible a su entorno cultural y paisajístico, cuestión que cabe destacar en diferencia a la imagen fría de la arquitectura funcionalista del movimiento moderno, de condición internacional vinculada a procedimientos y materiales industriales, le hacía mantenerse inalterable frente a cualquier particularidad cultural local y ajena a los métodos de trabajo artesanales.

 

A pesar del escaso reconocimiento que se profesa al edificio, tanto social como culturalmente, demostrado, por ejemplo, por la carencia de protección patrimonial, el paso del tiempo ha consolidado su contribución a la historia de la arquitectura contemporánea de Santander y Cantabria en la segunda mitad del siglo XX. La respuesta proyectual es una referencia sobre l modo de intervenir en un emplazamiento tan comprometido y singular al establecer una acertada relación con el paisaje y la arquitectura histórica preexistente, utilizando los recursos compositivos y formales propios de la modernidad.

16/06/2025

43,468353, -3,775234
 
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