
Colegio de los Sagrados Corazones
EDIFICACIÓN DOCENTE
Colegio de los Sagrados Corazones
Barrio Sierrapando 506
Fray Francisco Coello de Portugal
Amador Fernández Fernández, aparejador.
Congregación de los Sagrados Corazones/1964
Alberto García Ahijado
El colegio femenino de la Congregación de los Sagrados Corazones se trasladó, desde el centro de la ciudad, a una zona en la periferia, más relacionada con la naturaleza, orientada al sur y con privilegiadas vistas sobre el Valle del Besaya.
En este contexto, Fray Coello realiza una obra contundente en su composición y rotunda en sus volúmenes. En la línea de otras premisas post-racionalistas internacionales, especialmente influido por las edificaciones contemporáneas alemanas, basó la composición en un juego geométrico potente, sin concesiones al entorno rural en el cual se ubica el conjunto, cediendo el protagonismo a la sectorización funcional de las piezas. Una «máquina de educar», con una pieza de planta baja, con servicios comunes, un patio ajardinado con juegos de agua y pavimento, con un gran vestíbulo distribuidor. Este espacio columnado, abierto tanto al patio de juegos como a otras vistas mediante un dinámico juego de pasillos y cristaleras, daba acceso a las tres piezas en altura, albergando dos de ellas aulas en función de las edades de las alumnas, orientadas hacia el patio de juegos al sur, y ubicándose en el tercer edificio, en un segundo plano, el espacio de las religiosas de la comunidad, y la residencia de alumnas. Tanto las celdas de las religiosas como los dormitorios de alumnas se diseñaron con dimensiones mínimas.
La pieza que cierra el patio de juegos, genera un espacio cubierto exento sobre pilares, y enmarca la zona de acceso del conjunto, formando una suerte de atrio con un pequeño pabellón de control de entrada, un árbol como elemento central y, sobre todo, con la pequeña pero impresionante capilla escolar. A diferencia del colegio masculino, en este caso, el espacio de celebración religiosa tiene acceso exclusivo desde el interior del colegio. Su composición, a partir de un paraboloide hiperbólico, hace la aparentemente sencilla planta cuadrada devenga un espacio complejo tridimensional, con el recorrido a través de la diagonal, y la altura que alcanza la lámina de hormigón armado sobre el altar, en clara referencia a los trabajos de Félix Candela (cuyos colaboradores trabajaron en esta obra). La iluminación lateral, casi cenital, con huecos que crecen al tiempo que aumenta la altura del espacio, aumenta acertadamente la sensación de levitación y acercamiento al cielo. Bajo la geometría de la capilla, como ocurriera posteriormente en el colegio masculino, Coello dispuso el Salón de Actos.
La racionalidad exterior se reproduce en el interior, con pasillos en las partes norte, y «ventanas alargadas» elevadas para su iluminación, que distribuyen aulas iluminadas por las amplias cristaleras orientadas al sur. El mobiliario básico escolar, desde la tarima hasta los percheros o los zócalos de protección de las paredes, formaba parte del proyecto arquitectónico. En el exterior, el ladrillo amarillo visto combina con los elementos de hormigón, para dar al conjunto una sobriedad no exenta de rotundidad plástica, en el juego de los remates laterales de las piezas.
24/03/2018
43.342093,-4.037429
Fernández Cobián, Esteban (2001): «Fray Coello de Portugal: dominico y arquitecto», Madrid, Fundación Antonio Camuñas.
Campuzano, Enrique y Alonso, Luis Alberto (2007): «Iglesias de Torrelavega. Una arquitectura moderna», Torrelavega, Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria.
Venegas Pérez, Miguel Ángel (2010): «Colegio de los Sagrados Corazones». «Equipamientos I. Lugares públicos y nuevos programas. Registro DOCOMOMO Ibérico, 1925-1965», Barcelona, Fundación Caja de Arquitectos, pg.130-131.
fundación do.co,mo.mo_ibérico (2013). Disponible en: http://docomomoiberico.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=820:colegio-de-los-sagrados-corazones&Itemid=11&vista=1&lang=es