“CASTRO URDIALES: Historia y conflicto de hacerse ciudad”
Ponente:
José Orruela Castillo, arquitecto
La evolución urbana de Castro Urdiales no se ha desarrollado en torno a un camino, a un cruce de caminos o a un asentamiento episcopal como muchas ciudades; sino en torno a su emplazamiento marítimo que impulsó su vocación mercantil como algo complementario a la explotación pesquera del lugar.
El desarrollo de los 2.000 años de esta evolución urbana de Castro Urdiales se puede dividir en 6 grandes periodos, desde sus orígenes hasta hoy:
1) Del siglo I d.d.C. al siglo XI.
– Las primeras referencias urbanas de Castro-Urdiales anteriores a su fundación medieval son de Plinio el Viejo, y se remontan a la existencia de una colonia romana situada donde hoy se encuentra la ciudad, y denominada Flavióbriga (nombre en honor al emperador romano Flavio Vespasiano), fundada en el año 70 d.d.C., y cuyo trazado urbano ha desaparecido.
Aunque fue la población más importante de esta zona de la costa cantábrica (poblada en origen por gente pobre, ruda, belicosa y levantisca) en la época romana, fue una población humilde de menor importancia que otras famosas ciudades interiores de la Península.
– Después de la época romana Flavióbriga experimentó la invasión de pueblos procedentes del norte de Europa (godos), que la hicieron casi desaparecer.
De esta época hasta la Edad Media no hay noticias.
Su fundación como villa se hizo en 1163 ó 1173 por el rey Alfonso VIII, ya con el nombre de Castro Urdiales.
El Reino de Castilla buscaba un puerto con muy buenas condiciones naturales para facilitar los intercambios comerciales con Inglaterra, Francia y Flandes.
Urdiales procede de Várdulos:
Que era el pueblo de procedencia celtíbera que habitaban el extremo oriental de Cantabria, las Encartaciones vizcaínas, el nordeste de la provincia de Burgos y el occidente de Alava y La Rioja; y eran vecinos de
– Cántabros (en la margen izquierda del río Asón)
– y Vascones al este
Su morfología urbana se articuló sobre su condición portuaria en 2 núcleos diferenciados:
– El Castro, que era la ciudadela de la villa.
Debido a su condición estratégica y defensiva se enclavaba en el punto más alto de la villa, y disponía de un recinto amurallado propio.
En su interior se localizaban los principales edificios públicos:
• la románica iglesia de S. Pedro
• la ermita de Sta. Ana (recientemente restaurada por Alberto Alonso)
• el Castillo (hoy faro)
• el puente medieval
– Y la Media Villa de Arriba, que se vertebró -surgida de una repoblación- al este de la actual plaza del Ayuntamiento y en torno al puerto:
* calle S. Juan
* calle La Rúa
* calle Belén
* y calle Nuestra Señora
con el origen de la Media Villa de Abajo formada por:
• calle de La Mar
• calle Ardigales
• calle Bilbao
• y La Plazuela (antes El Arenal)
Ambas medias villas estaban protegidas por una muralla que también cobijaba al Castro. Y cuyo trazado de calles se articulaba ordenada y compactamente gracias a su magnífica ubicación sobre una planicie en forma de concha, protegida de los vientos predominantes y de las olas marítimas.
Castro-Urdiales vivió un momento de esplendor en los siglos XIII y XIV:
– se convirtió en una de las más destacadas villas portuarias del Cantábrico
– y construyó la vanguardista para su época iglesia de Sta. María, primer ejemplo del gótico en la cornisa cantábrica, cuyas referencias eran:
* la Catedral de Burgos
* y el gótico francés normando, sobre todo en su diseño general y en el carácter defensivo de su
fachada principal
La Media Villa de Abajo se desarrolló en este periodo.
4) Siglos XV, XVI, XVII, XVIII y hasta finales del siglo XIX.
En el siglo XV comenzó una lenta decadencia como consecuencia de la consolidación de la villa de Bilbao como puerto principal del Reino de Castilla.
Ya en el siglo XVII era un modesto puerto pesquero, aunque en esta época se culminó la edificación de la Casa Consistorial, se edificaron los arcos de la Correría, y otros edificios civiles de interés.
En la época neoclásica también de edificaron edificios civiles de interés a pesar de la decadencia que sufría la villa.
Pero su destrucción a principios del siglo XIX, en la Guerra de la Independencia, supuso un total declive hasta esas fechas.
No obstante, después, la población aumentó, y hubo necesidad de aumentar el caserío al borde del mar:
a lo largo de este siglo XIX se hizo el primer ensanche en terrenos ganados al mar: la hoy Avenida de la Constitución.
5) Finales del siglo XIX y principio del siglo XX.
A finales del siglo XIX y comienzos del XX la villa medieval se fue transformando en una villa balneario promovida por la burguesía del País Vasco y Madrid a causa de su magnífico emplazamiento en la costa.
Al mismo tiempo hubo en el municipio:
– el regreso de algunos indianos vecinos con bastante poder económico
– y un fuerte desarrollo económico provocado principalmente por la explotación del mineral de hierro
encontrado en su subsuelo.
Todo ello además de exigir la construcción de importantes infraestructuras de transporte:
– redes de ferrocarriles (exclusivos de carga y mixto de carga y pasajeros)
– dos rompeolas que sirvieran para:
* proteger los barcos que cargaban mineral, que exigían un mayor calado
* y para dotar de una mayor seguridad al desarrollo del sector pesquero
– y cargaderos de mineral
demoliendo las murallas al principio de este periodo, supuso un diseño contemporáneo de ciudad que requirió dotarla de otros servicios:
– una reforma del Ayuntamiento
– modernizar un Teatro Municipal ya existente (hoy desaparecido)
– un Teatro-Circo, de excepcional tipología (hoy también desaparecido)
– una Estación de Ferrocarril (hoy también desaparecida)
– un Seminario
– dos Traídas y Depósitos de Agua
– un Mercado
– nuevas Escuelas (hoy también desaparecidas)
– un nuevo Cementerio (ejemplo notable de la arquitectura funeraria española, con panteones de excepcional calidad de estilos ecléctico, neomedievales, modernistas y art decó; y hoy adulterado)
– un Kiosco de Música
– un Hospital Civil
– un Matadero
– una Plaza de Toros
– etc.
que complementaron la localización de muchas viviendas privadas de indudable valor urbanístico y Este ensanche se creó en el espacio no ocupado entre la muralla y la villa medieval, y en torno a nuevas avenidas surgidas aprovechando la creación del tramo Bilbao-Muriedas del Camino Real de la Costa:
– la C/ Silvestre Ochoa
– La C/ La Ronda (que sigue el trazado de la antigua muralla)
– el Paseo Menéndez Pelayo
– el Paseo de Luis Ocharan
– y la consolidación de la Avenida de la Constitución, diseñada al ensancharse la Media Villa de Abajo
medieval hacia el mar, como ya he referido.
El eclecticismo es el estilo dominante de este ensanche urbano, y la calidad arquitectónica y urbanística actual de Castro Urdiales vive de la herencia del esplendor de esta época.
De todos modos, además del eclecticismo castreño protagonizado principalmente por Eladio Laredo (importante arquitecto castreño), Severino Achúcarro (importante arquitecto bilbaíno autor de la Estación de ferrocarril de Santander de Bilbao, de la biblioteca en la C/Bidebarrieta de Bilbao, de un extraordinario panteón en el Cementerio de Castro Urdiales, de la casa para Isidra del Cerro en Castro Urdiales, de la casa de los Chelines (frente al Ayuntamiento, donde está el Mesón Marinero) en Castro Urdiales y de la casa de la Comandancia de Marina (edificio donde está el Banco de Santander) en Castro Urdiales), Ricardo Bastida (también importante arquitecto bilbaíno), etc., hubo también una amplia muestra de:
– regionalismo montañes y vasco, protagonizado principalmente por el también importante arquitecto
castreño Leonardo Rucabado
– y de modernismo, protagonizado también por el importante arquitecto bilbaíno Severino Achúcarro
6) Resto del siglo XX y principio del siglo XXI.
En este periodo, en la primera mitad aproximadamente, hubo actuaciones urbanísticas y arquitecturas dignas: nivel que no se alcanzó en el resto del periodo, salvo excepciones solamente arquitectónicas y no urbanísticas.
Este periodo se puede dividir en varios subperiodos:
Racionalismo anterior a la Guerra Civil
Tuvo escasa incidencia, aunque ya se proyectó una obra de excelencia arquitectónica: que es el Hotel-Balneario Miramar.
Estilo nacional y Regionalismo
Tuvo un importante desarrollo en el buen urbanismo y en la buena arquitectura castreña.
La influencia de El Escorial, del neoclasicismo de Villanueva y de los estilos neomontañes y neovasco es patente.
Modernidad de los Cincuenta y Revisión Crítica de los Sesenta y Setenta
Igual que sucedió en el urbanismo español y en la arquitectura española, se intentó superar el estilo nacional y los historicismos para desarrollar aquí la vanguardia internacional.
Se pasó de un lenguaje formalista a otro abstracto y desornamentado caracterizado por un rigor geométrico y/o por una pureza de volúmenes.
Este subperiodo se inició con el excepcional Club Náutico, del arquitecto Gabriel de la Torriente y del ingeniero Agustín Gómez Obregón, que aúna arquitectura y urbanismo.
Obras de Javier Glez. de Riancho, Manuel Calatayud, Rafael Fontán, Manuel Chapa y Luis Quijada son también magníficos ejemplos arquitectónicos y urbanísticos de este subperiodo.
Es necesario reseñar que de la corriente crítica con el Movimiento Moderno que se generó en la década de los setenta, al igual que sucedió en la arquitectura española, esta ciudad tiene varios buenos ejemplos:
Las obras de Ricardo Lorenzo (especialmente el edificio de viviendas La Pesquera) y Fernando Obregón (especialmente el edificio de viviendas Monte Olivete).
No obstante, y a pesar de lo referido anteriormente, en general estas décadas supusieron la transformación de la ciudad en centro turístico de masas, con un “boom” urbanístico que derivó muchas veces en una especulación inmobiliaria que permitió demoler edificios notables.
El Plan General de Ordenación Urbana de 1964 ayudó mucho a todo ello.
Arquitectura reciente
A partir de la década de los ochenta, Castro Urdiales participa más que nunca como parte del Área Metropolitana del Gran Bilbao: esto implicó que la transformación de la ciudad en centro turístico de masas fue mayor, con un mayor “boom” urbanístico, que derivó casi siempre en una mayor especulación inmobiliaria. La Revisión del Plan General de Ordenación Urbana de 1997 acentuó todavía más esta especulación, y dió lugar al muy deficiente urbanismo actual. Como ya se ha señalado anteriormente, a pesar de la vulgaridad general que caracteriza el último desarrollo urbanístico de la ciudad, sólo algunas arquitecturas aisladas apuestan por un rigor disciplinar sin poder modificar su entorno urbanístico; entre otras:
– La restauración del Edificio Bristol de Clemente Lomba, Eduardo Manzanares y José Miguel Malo; que mejora la preexistencia.
– El edificio de viviendas de Rafael Manene y Manuel Salinas en la C/ Silvestre Ochoa nº 32.
– El edificio de viviendas de Fernando García Negrete en el Paseo Menéndez Pelayo nº 38-40.
– El Pabellón de Actividades Náuticas de Nacho Villamor y Mercedes Cobo (junto al Puente medieval), que es un magnífico ejemplo de cómo se debe insertar un edificio contemporáneo en un contexto histórico.
– Y el edificio de viviendas de Mª Jesús Sánchez Cayón en la C/ Silvestre Ochoa nº 25.
Como conclusión y/o reflexión;
– Alguien dijo: “toda ciudad tiene partes feas”; pero Castro Urdiales tiene demasiadas.
– Es triste que el urbanismo de esta ciudad (sobre todo equipamientos, espacios públicos de calidad y edificios privados de calidad) viva de la herencia de lo que queda del Castro Urdiales del principio del s.XX (de hace 100 años):
En el último periodo (sobre todo en los últimos 45 años aproximadamente), una de las ciudades más bonitas de España ha pasado a ser una ciudad de lo más vulgar.
– Viendo el urbanismo actual de todas las ciudades y particularmente de Castro Urdiales, se pueden sacar las siguientes conclusiones:
* Un PGOU tiene que estar complementado con microproyectos urbanos, porque se ha comprobado que sólo un PGOU es insuficientes.
* Como el deber de un buen PGOU es analizar las infraestructuras existentes y proyectadas que le afectan, también se necesita de un planeamiento supramunicipal que lo complemente, redactado por un equipo multidisciplinar (ingenieros, historiadores, sociólogos, economistas, etc,) que asesore al equipo de arquitectos redactor del PGOU.
* Y por último, cualquier planeamiento urbano debe tener una visión a medio y largo plazo, como ya se ha probado con éxito en planeamientos urbanos de algunas ciudades.