CASA ORTIZ MELÓN EN RUBAYO, MARINA DE CUDEYO

Arquitectos: Pedro Arbea y Eduardo Ruiz de la Riva

Situación: Rubayo

Año proyecto:

El proyecto de la casa parte de un principio fácil de enunciar, el compromiso con el lugar, asumido en el marco dialéctico de un proceso-método creativo que reconoce que “no hay ninguna tradición viva disponible para el hombre moderno, excepto los sutiles procedimientos de la contradicción sintética”. El lugar y la herencia cultural han constituido referencias básicas en este proyecto, al tiempo que se mantiene una actitud de rechazo al pintoresquismo y al <pastiche>, como parte de una concepción arquitectónica racional y progresiva. Este es “uno de los puentes a través del cual estaba pasando la modernidad” en los años en que se redactó el proyecto hace tres décadas, definido como regionalismo crítico frente a la modernidad uniformadora del estilo internacional (Kenneth Frampton, 1984-85).

En la ordenación de la parcela se diseñan dos espacios diferenciados por los propios volúmenes del edificio articulados entre sí por la zona de servicios. Al norte estos volúmenes forman una L configurando el patio de acceso donde se sitúan la puerta de entrada desde el camino público exterior, las entradas al cuerpo principal de la vivienda y al edificio anexo de garaje-servicios que define el lado noroeste de este recinto protegiéndolo de los vientos dominantes. En el lado este se ubica un aparcamiento exterior y una pequeña zona de jardín delimitada por un muro de ladrillo de dos metros de altura que cierra el recinto. El patio constituye el umbral entre el camino público y la casa con sus espacios privados exteriores, como terrazas, jardín, piscina y el resto del terreno, todos ellos al sur de la casa, resguardados del viento y al sol, con un panorama excelente sobre los paisajes de praderas y las montañas pasiegas de telón de fondo.

El edificio principal se sitúa frente a la entrada y se gira respecto de la alineación del camino de acceso que delimita el lado norte del terreno para mejorar su orientación al sur y al paisaje. Tiene dos alturas y planta rectangular modulada por los muros de carga que se expresan con rotundidad en las fachadas laterales. La fachada norte cerrada y la sur abierta al exterior con una galería acristalada de doble altura que permite disfrutar de las mejores condiciones de soleamiento, vistas y privacidad.

El sistema constructivo empleado es el tradicional, muros de carga y forjados de madera, con una cubierta a dos aguas de teja árabe, conscientes de que los materiales no son en si mismos antiguos ni modernos, sino que es la forma como se diseñan y utilizan la que define su carácter y con ello, el lenguaje plenamente contemporáneo del edificio.

Bibliografía:
Revista Arquitectos. Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España,
vol.90-3, nº 117, p. 50-54 y vol. 05-2, nº 174, p. 96.
I Muestra de 10 años de arquitectura española 1980-1990. Madrid: Ministerio de Obras Públicas y Transportes, Centro de Publicaciones, 1991, p. 58.
Casa y aldea en Cantabria. Santander: Librería Estudio – Universidad de Cantabria, 1991. p. 381 y 512.
La casa en Cantabria 1920-1995. Santander: Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, 1997, p. 143.
Catálogo de los Premios de Arquitectura “Antonio Ortega-Julio González Alloza” del Colegio de Arquitectos de Cantabria. Santander 1996, pp. 10-11.

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