Campus de la UIMP en Las Llamas
EDIFICACIÓN DOCENTE
Campus de la UIMP en Las Llamas
Avenida de Los Castros, 42. Santander
Ángel Hernández Morales
Ministerio de Educación/1949
Pablo Flor Morales
Aparte de su importante labor como arquitecto de la Diputación Provincial Hernández Morales participó activamente en los encargos del Ministerio de Educación para la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que a principios de la década de los 50 fijó su sede en la zona de Las Llamas, tras haber ocupado provisionalmente el Hospital de San Rafael, el Seminario de Corbán y La Magdalena, cuyo paraninfo también fue obra suya. En Las Llamas fue autor de la ordenación general del conjunto y todas las edificaciones excepto uno de los cuatro pabellones centrales, así como de distintas obras de mantenimiento posteriores.
La ordenación del campus partió de una ambiciosa y rígida propuesta inicial que no llegó a materializarse pero conserva algunos de sus planteamientos (limitación del tráfico rodado en la zona sur, desarrollo en dos ejes principales y espacio central conformado por cuatro pabellones en forma de L destinados a residencia de estudiantes) El primer eje, en dirección sur-norte atraviesa desde el acceso el espacio central, ocupado por un estanque y quedaba rematado por el Monumento al Alférez Provisional, hoy desaparecido, realizado con el escultor Carlos Ferreira de la Torre. El otro eje, menos rígido, discurre en dirección oeste-este, desde la presencia institucional del pabellón central, remarcada por la verticalidad de su torre, hasta la discreta horizontalidad del edificio de comedor y servicios vinculado a la zona deportiva, pasando por la amable domesticidad de los pabellones residenciales, tres de los cuales son obra de Hernández Morales (en los números 2 y 3 colaboró con Alfonso de la Lastra Villa y Ramiro Sáinz Martínez, respectivamente)
El pabellón central, reformado en 1992, alberga los espacios destinados a la actividad académica, oficinas y el paraninfo. Este programa se desarrolla en tres cuerpos diferenciados: uno horizontal para las aulas; el paraninfo, cuyo volumen ciego se esconde en la trasera hacia la vaguada y cierra la perspectiva hacia el oeste desde el estanque; y la torre, que une los dos anteriores y aloja el acceso y las comunicaciones verticales. Hernández Morales proyectó ampliar el primero de estos volúmenes con una cafetería de aire miesiano que no se llegó a ejecutar.
El pabellón de comedor y servicios, reformado en el año 2002, es una pieza con planta en forma de U con cubiertas de baja pendiente que se pega al terreno y se adapta a su desnivel, abriendo su planta inferior, destinada a vestuarios, a las pistas deportivas.
Tan prolongada intervención en el tiempo es útil para ilustrar la evolución de la propia arquitectura de Hernández Morales y su dominio del oficio dentro de distintas corrientes a las que siempre estuvo atento (aparte de otras actividades en el extranjero, su labor como delegado de la Asociación Cultural Hispano Americana le ayudó a estar bien informado de los últimos avances tecnológicos y participar en la intensa relación de la época entre nuestro país y los Estados Unidos) Más que en una mera apariencia, la modernidad de su arquitectura queda reflejada en su evolución desde el historicismo academicista inicial de las residencias hasta el funcionalismo del edificio destinado a servicios, pasando por los primeros pasos hacia cierta abstracción del edificio central.
En el año 2009 se celebró un concurso de ideas para la reordenación del conjunto con objeto de convertirlo en Campus de Excelencia Internacional y abrirlo a la ciudad. La propuesta ganadora, redactada por el estudio del arquitecto Jerónimo Junquera, no se ha llegado a materializar.
19/02/2021