Bodegas Otazu
RESIDENCIAL UNIFAMILIAR/ARQCAM.009.0538
Bodegas Otazu
31174 Etxauri, Navarra. Etxauri (Navarra)
Camino Francés
Jaime Gaztelu
Paloma Baranguán
Ana Fernández de Mendía
Juan J. Arenas
si/Muy Interesante
1997
Marta Pérez Rodríguez
La empresa vinícola Otazu comenzó su actividad en 1991, implantándose en una antigua hacienda cuyas producciones datan desde el siglo XIV.
Los viñedos se extienden sobre una superficie de 92 hectáreas y están rodeados de las cadenas montañosas del Perdón y de la Peña de Echauri, protegiendo el valle y proporcionándole un microclima ideal para el cultivo de la uva.
La actual bodega, situada en el centro del viñedo, fue construida en 1997 conjugando tradición, modernidad y belleza.
La bodega subterránea, proyectada por el arquitecto Jaime Gaztelu Quijano y por el ingeniero Juan José Arenas de Pablo, es uno de los espacios más intrigantes del conjunto arquitectónico, tanto por la innovación estructural de su cubierta en crucería, como por la fascinación de otros tiempos que logra conservar, a pesar del empleo de un material contemporáneo, como es el hormigón.
La bodega subterránea,, es uno de los espacios más intrigantes de la bodega, tanto por la innovación estructural de su cubierta en crucería, como por la fascinación de otros tiempos que logra conservar, a pesar del empleo de materiales contemporáneos.
La gran estancia subterránea está repartida en nueve arcadas cuadradas de 18 metros de lado, sobre las cuales se apoyan las bóvedas, que en el punto de máxima altura, en correspondencia con las crestas, tiene 6 metros de altura.
Para lograr que crucerías de tales dimensiones aguanten los esfuerzos de compresión a las que están sometidas, los proyectistas han ideado un sistema de impostas elásticas de cimentación que engarzan entre sí las bases de imposta laterales.
El hormigón, que se ha dejado a la vista, presenta un delicado motivo rayado que nace de las estriaciones marcadas por la estructura de madera de pino y por los grandes recuadros de las juntas de dilatación necesarias para evitar grietas en las bóvedas.
La espectacularidad del ambiente se debe al hecho de que las crucerías se asientan directamente sobre el suelo, sin la intermediación de pilares, como es habitual, además la iluminación está ubicada colocada en las base de las impostas, dando la sensación de que la cubierta es fluctuante, como suspendida sobre las filas de barricas.
Una solución eficaz, incluso desde el punto de vista funcional, ya que la sólida estructura de hormigón de las bóvedas y el terraplén herboso que la recubre, aíslan la bodega de las fuertes variaciones de temperatura de la zona, favoreciendo el mantenimiento constante de la temperatura ideal para la conservación de los vinos.
La continuidad de los materiales y de la superficie de la cubierta subterránea, que con sus curvas alargadas anima el espacio visiblemente homogéneo, y el cuidado por el detalle en la construcción de dicha obra, refleja en la arquitectura de la misma, la pasión puesta por la Bodega Otazu en la elaboración de sus vinos.
Estado de conservacion: Bueno
01/03/2020