Viviendas c) José Mª Pereda

RESIDENCIAL VIV. COLECTIVA

c) José María de Pereda, 30, Barrionifacio del Castillo, Ceferino Calderón y Julián Urbina

 

 

Obra temprana del arquitecto que construye una manzana cuasi-cerrada en 2+6+1 plantas con comerciales y oficinas en dos plantas formando basamento y 5 viviendas en planta tipo.
Sobresale el trabajo de cada una de las fachadas, rigurosamente trazadas y diferentes en cada orientación, compuestas con una disciplina que reinterpreta el racionalismo ortodoxo de Giuseppe Terragni.

El proyecto propone temas de fachada como la superposición  de ordenes, la composición de carpinteras y la definición modular de los distintos paños , que  se tratan con despieces aplacados o lisos en color. La utilización de balcones y vuelos se aproxima a la perfección, funcionando como filtros que transparentan el patio principal (hay otros dos patios secundarios en la manzana). El interesante núcleo de comunicaciones se sitúa en el centro  de gravedad de la planta, articula los patios y por ende toda la organización de la planta.

La composición volumétrica, muy expresiva, genera articulaciones de las diferentes piezas del volumen que se resuelven con precisión en cada encuentro, presentando una gradación de detalles y escalas  que denotan con rigor cada uno de los elementos estructurales y constructivos.

No siendo escasos los edificios de vivienda colectiva resueltos con calidad, este edificio de Ricardo Lorenzo reine cualidades compositivas, de idea de volumen , articulación volumétrica y trazado de planta, que generan una pieza arquitectónica dotada de un equilibrio ejemplar.

18/06/2019

Edificio emblemático del desarrollo urbanístico del Barrio de la Inmobiliaria por parte de la Inmobiliaria Montañesa. Este edificio, junto con el de la Calle Ceferino Calderón, del mismo arquitecto, marcaban en su momento la entrada a la ciudad desde Santander, y bajo esa premisa de puerta urbana fueron concebidos ambos en origen. La propuesta no prosperaría en el Ayuntamiento y, por ello, se fueron desarrollando de manera independiente ambos proyectos.

Inicialmente concebido como edificio de múltiples usos compatibles entre sí, este edificio aprovecha la diferencia de pendiente entre las dos calles a las que da frente para crear un zócalo de hasta tres alturas en el que se combinan los espacios comerciales, con acceso directo desde la vía pública, con las oficinas, con acceso diferenciado a través de escaleras independientes. Todo ello sin perder de vista el elemento residencial, con un fantástico portal hacia la calle principal, que debería haberse rematado con un ajardinamiento exterior en la vía pública, y que distribuye sus viviendas en torno a un patio, a partir de una tipología en «U» ajustada por la geometría de las calles laterales, con una celosía de cierre semipermeable en la línea de los bloques milaneses de Terragni en los años 30. Lorenzo diseña una pieza superior, como coronación del conjunto, que alberga una vivienda singular, la única de la última planta, configurándose como una especie de mirador-torreón, rematando de manera brillante el conjunto.

El interior del edificio va dejando el poso de los detalles propios de la arquitectura brillante de mediados del siglo XX: las barandillas de las escaleras, los poyetes en las ventanas, los marcos de las puertas en los rellanos… La inclusión de un gran atrio a doble altura junto con los revestimientos de madera y las jardineras, hacen del portal una pieza singular y atractiva, combinando acertadamente su carácter doméstico con su uso público.

Su respuesta urbana es de gran impacto, en su comparación con las edificaciones colindantes. Su volumetría se deforma, adaptándose a las condiciones urbanas, pero además va más allá, tomando presencia, luchando por demostrar el valor de unas ideas, de unas premisas de vivienda digna. Porque no hay que olvidar que, a pesar de la intervención de un brillante arquitecto, y a pesar de las singulares características de la edificación, esta edificación, como las demás obras de la Inmobiliaria Montañesa, alberga lo que se denominaba Viviendas de Renta Limitada, es decir, con precio tasado tanto para alquiler como para venta: el antecedente de las Viviendas de Protección Oficial. Pese a los cambios sufridos en su configuración externa, por problemas de mantenimiento del aplacado pétreo original, puede entenderse perfectamente como un reclamo para el barrio, como el remate de una manera de entender la promoción inmobiliaria de bajo coste pero gran calidad.

19/03/2018

43.353579,-4.047554

Porras, Fernando y Soriano, Federico (1990). » Ricardo Lorenzo 1927-89″. Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, Cantabria, Circus.

García Ahijado, Alberto (2006-2008). Trabajo predoctoral

fundación do.co,mo.mo_ibérico (2013). Disponible en: http://docomomoiberico.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=293:edificio-de-viviendas-y-locales-comerciales&Itemid=11&vista=1&lang=es

Patrimonio Arquitectónico/Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria (2015). Disponible en: PatrimonioCOACAN, http://patrimonio.coacan.es/edificio-jose-maria-pereda-torrelavega/

Círculo de Recreo

EDIFICACIÓN CULTURAL

Bulevar Luciano Demetrio Herrero 7

Ricardo Lorenzo García
Domingo Indalecio de la Lastra Santos

Circulo de Recreo de Torrelavega/1966-69

Alberto García Ahijado

 

El proyecto del Círculo de Recreo de Torrelavega fue para Lorenzo una oportunidad de trabajar en un edificio exento, en una parcela propia, pero al mismo tiempo imbricado en la trama del centro de la ciudad, ubicado en un punto neurálgico de usos y recorridos, entre el Palacio del Ayuntamiento y la Plaza de Abastos.

La Sociedad que encarga el proyecto adquiere un antiguo palacete con finca, que demuelen para poder construir la sede del Círculo de Recreo. Posteriormente, la necesidad de contar con mejores instalaciones deportivas, hizo que en los años siguientes se vendiera el resto de la manzana para la construcción de viviendas, y posibilitar la compra de otra finca de gran tamaño en la zona norte de la ciudad, donde poder disponer esas instalaciones requeridas. La parcela se abría al Boulevard Demetrio Herreros hacia el sur, por lo que no hubo duda de la ubicación del acceso del Círculo de Recreo, relacionada con la parcela (que quedó al este) y con el principal Boulevard de la ciudad.

Esa ubicación original del edificio en una posición descentrada dentro de la manzana de trabajo, posibilitó la apertura de sus fachadas a tres calles. El frente oeste, dando a la calle que comunicaba el punto administrativo (Ayuntamiento) con el comercial (Plaza de Abastos) de la ciudad, fue aprovechado por Ricardo Lorenzo para ubicar una sucesión de locales comerciales, bajo el volumen del Círculo de Recreo. Esta decisión fue acertada dado que, en su mayor parte, esos locales siguen contando con los negocios que allí abrieron en los años 60.

De una manera rotunda, el volumen del Círculo de Recreo destaca dentro de la manzana, no solo por su posición y la propia configuración de sus huecos y macizos (en contraste con la parte residencial de la manzana, más ortodoxa en ese sentido), sino mediante el uso de los materiales de revestimiento. De este modo, mientras los edificios residenciales se moldeaban con su querido ladrillo caravista, el volumen del prisma rectangular del Círculo de Recreo se revestía con un lienzo de pequeñas teselas cuadradas, que aportaban brillantez y movimiento al volumen, destacable ya de por sí por el uso de los vanos, ubicadas de modo casi escultórico en el rotundo prisma.

Este uso de la relación hueco/vacío, tanto en la lectura por planos de los alzados (especialmente el sur), como en el volumen completo, evidencian una clara deuda con el plasticismo racionalista lecorbusieriano, incluyendo en este sentido el juego volumétrico de la fachada principal, y la presencia de un elemento circular como remate de la azotea, que funciona como cubierta terraza, con uso de ocio aún en la actualidad.

La posterior colmatación de la parcela con bloques residenciales hace más difícil entender la relación del edificio con su parcela. A pesar de ello, la manera de ubicar los edificios de viviendas, manteniendo un espacio de respeto con el edificio público inicial, incluso permitiendo una suerte de pasaje comercial intermedio, hace que aún pueda percibirse la concepción inicial de edificio exento en la parcela.

19/03/2018

43.349171,-4.050167

Porras, Fernando y Soriano, Federico (1990). » Ricardo Lorenzo 1927-89″. Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, Cantabria, Circus.

Venegas Pérez, Miguel Ángel (2001): «Círculo de Recreo». «Equipamientos II. Ocio, deporte, comercio, transporte y turismo. Registro DOCOMOMO Ibérico, 1925-1965», Barcelona, Fundación Caja de Arquitectos, pg. 93.

fundación do.co,mo.mo_ibérico (2013). Disponible en: http://docomomoiberico.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=1430:circulo-de-recreo&Itemid=11&vista=1&lang=es

Iglesia Parroquial de Campuzano

EDIFICACIÓN RELIGIOSA

Plaza Ricardo Lorenzo

 

 

El edificio parroquial de Campuzano fue la primera oportunidad de Ricardo Lorenzo de proyectar un edificio público. Bien es cierto que algunas de sus intervenciones residenciales ya habían explorado la capacidad de moldear la ciudad a partir de un solo edificio, pero en este caso se trató de una propuesta especialmente compleja. La intervención llega para sustituir otra prevista por el arquitecto municipal, de corte historicista. El cambio de criterio viene de la mano de un nuevo párroco que llega al barrio después de cierta conflictividad social.

Así que el arquitecto no se somete a ninguna preexistencia. El proyecto anterior es completamente descartado, y solo una extraña geometría parcelaria condicionará los trabajos, en un entorno de casas bajas sin cualidades destacables.

Paradójicamente, la organicidad que Lorenzo imprime al proyecto no es más que una acertada lectura de ese condicionante inicialmente negativo, tanto de parcela como de entorno. Una línea curva discontinua, que aprovecha el contorno de la parcela existente, delimita el espacio sagrado, que luego será distribuido funcionalmente en su interior. De este modo, el aspecto exterior cobra una pureza inesperada, totalmente blanco, sólo perturbado por el hueco de acceso, camuflado como una fisura en el volumen, huyendo de una gran portalada como era tradicional en una iglesia. Esa llaga en el lienzo exterior aparece señalada por una cruz triple que, lejos de la monumentalidad, bebe más de la domesticidad, de ese carácter de parroquia de “pueblo urbano” que tiene el edificio, haciendo incluso las veces de campanario.

La plasticidad de los gestos, tanto el blanco prístino exterior, como la parte elevada que marca el altar a lo cual se suma, por supuesto, la masividad de la cubierta que “pesa” sobre el conjunto, recuerda irremediablemente al Ronchamp lecorbusieriano. Sin embargo, allí donde aquel espacio pasivo vibraba con el paso de la luz a lo largo del día, aquí el espacio se dinamiza, generando la ascensión vinculada a la espiritualidad buscada en el interior. El exterior, lejos de posarse como una escultura estática como el caso referido, responde orgánicamente, no solo a la geometría de la parcela inicial, sino al entorno edificado: las curvas de los volúmenes exteriores, y sus maclas consecutivas, responden magníficamente al entorno viario, rodeado de pequeñas casas.

El remate singular en altura hace una referencia historicista a lo medieval, antes del Humanismo italiano, cuando aún el baptisterio era una pieza singular, con entidad propia. En este caso, ese baptisterio es un círculo perfecto dentro de un área de jardín interior cerrado (Hortus Conclusus, otra referencia medievalizante), que suaviza la potencia volumétrica exterior, hasta hacerla doméstica y asequible en el interior. Por fin, la nave principal del templo, una elipse gobernada por su eje transversal que, acercando el altar a los fieles, aproxima conceptos y espacios, permitiendo una multiplicidad de ubicaciones y visuales.

En definitiva, una pieza pequeña, pero magistral a la hora de grabar una muesca en el recorrido evolutivo histórico de la iglesia como tipología, sumando desde las catacumbas paleocristianas hasta los usos y espacios medievales, agrupando ese conocimiento con las premisas más contemporáneas del uso de nuevos materiales y de la conceptualidad volumétrica en la arquitectura.

18/06/2019

RESEÑA: Emilio Carreño García

El edificio parroquial de Campuzano fue la primera oportunidad de Ricardo Lorenzo de proyectar un edificio público. Bien es cierto que algunas de sus intervenciones residenciales ya habían explorado la capacidad de moldear la ciudad a partir de un solo edificio, pero en este caso se trató de una propuesta especialmente compleja. La intervención llega para sustituir otra prevista por el arquitecto municipal, de corte historicista. El cambio de criterio viene de la mano de un nuevo párroco que llega al barrio después de cierta conflictividad social.

Así que el arquitecto no se somete a ninguna preexistencia. El proyecto anterior es completamente descartado, y solo una extraña geometría parcelaria condicionará los trabajos, en un entorno de casas bajas sin cualidades destacables. Paradójicamente, la organicidad que Lorenzo imprime al proyecto no es más que una acertada lectura de ese condicionante inicialmente negativo, tanto de parcela como de entorno. Una línea curva discontinua, que aprovecha el contorno de la parcela existente, delimita el espacio sagrado, que luego será distribuido funcionalmente en su interior. De este modo, el aspecto exterior cobra una pureza inesperada, totalmente blanco, sólo perturbado por el hueco de acceso, camuflado como una fisura en el volumen, huyendo de una gran portalada como era tradicional en una iglesia. Esa llaga en el lienzo exterior aparece señalada por una cruz triple que, lejos de la monumentalidad, bebe más de la domesticidad, de ese carácter de parroquia de «pueblo urbano» que tiene el edificio, haciendo incluso las veces de campanario.

La plasticidad de los gestos, tanto el blanco prístino exterior, como la parte elevada que marca el altar a lo cual se suma, por supuesto, la masividad de la cubierta que «pesa» sobre el conjunto, recuerda irremediablemente al Ronchamp lecorbusieriano. Sin embargo, allí donde aquel espacio pasivo vibraba con el paso de la luz a lo largo del día, aquí el espacio se dinamiza, generando la ascensión vinculada a la espiritualidad buscada en el interior. El exterior, lejos de posarse como una escultura estática como el caso referido, responde orgánicamente, no solo a la geometría de la parcela inicial, sino al entorno edificado: las curvas de los volúmenes exteriores, y sus maclas consecutivas, responden magníficamente al entorno viario, rodeado de pequeñas casas.

El remate singular en altura hace una referencia historicista a lo medieval, antes del Humanismo italiano, cuando aún el baptisterio era una pieza singular, con entidad propia. En este caso, ese baptisterio es un círculo perfecto dentro de un área de jardín interior cerrado (Hortus Conclusus, otra referencia medievalizante), que suaviza la potencia volumétrica exterior, hasta hacerla doméstica y asequible en el interior. Por fin, la nave principal del templo, una elipse gobernada por su eje transversal que, acercando el altar a los fieles, aproxima conceptos y espacios, permitiendo una multiplicidad de ubicaciones y visuales.

En definitiva, una pieza pequeña, pero magistral a la hora de grabar una muesca en el recorrido evolutivo histórico de la iglesia como tipología, sumando desde las catacumbas paleocristianas hasta los usos y espacios medievales, agrupando ese conocimiento con las premisas más contemporáneas del uso de nuevos materiales y de la conceptualidad volumétrica en la arquitectura.

19/03/2018

43.340688,-4.057583
PLANO REDIBUJADO por Lara Alonso de la Vega

Porras, Fernando y Soriano, Federico (1990). » Ricardo Lorenzo 1927-89″. Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, Cantabria, Circus.

Campuzano, Enrique y Alonso, Luis Alberto (2007): «Iglesias de Torrelavega. Una arquitectura moderna», Torrelavega, Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria.

Fuente López, José Ramón (2010): «Iglesia de Campuzano». «Equipamientos I. Lugares públicos y nuevos programas. Registro DOCOMOMO Ibérico, 1925-1965», Barcelona, Fundación Caja de Arquitectos, pg. 129

fundación do.co,mo.mo_ibérico (2013). Disponible en: http://docomomoiberico.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=749:iglesia-de-campuzano&lang=es

Viviendas c) Ceferino Calderón

RESIDENCIAL VIV. COLECTIVA

c) Ceferino Calderón esquina c) Julián Urbina 1

Ricardo Lorenzo García

Manuel Calatayud Carral

INMOBILIARIA MONTAÑESA S.A./1959

Alberto García Ahijado

 

Entre los primeros trabajos de Ricardo Lorenzo, desarrollados para la Inmobiliaria Montañesa, este bloque de apartamentos destaca por su singularidad tipológica y morfológica. Aunque originalmente iba a formar parte de un gran conjunto de entrada a la ciudad, finalmente acabó teniendo una entidad propia, lo cual benefició algunas de las soluciones tipológicas adoptadas.

El edificio se ubica en forma de «L», dando frente a dos calles no ortogonales entre sí. De este modo, el arquitecto opta por dar dos respuestas diferentes, aunque complementarias, permitiendo una fachada plana a Ceferino Calderón, para escalonar rotundamente el edificio hacia Julián Urbina, lo cual se corresponde igualmente con dos bloques de viviendas diferenciados.

El bloque ortogonal, con una tipología de duplex, singular para la zona, se distribuye mediante galerías contrapeadas, de inspiración en la Unidad de Habitación de Le Corbusier, con galerías en las plantas impares hacia el oeste, y dos escaleras de comunicación en los extremos. La escalera al norte, completamente exterior, sirve al mismo tiempo de elemento de transición con el siguiente edificio de viviendas, ajeno a este edificio, pero también del mismo arquitecto. Mientras, por su parte, el bloque escalonado procura privacidad en cada vivienda respecto a las demás. El portal que da acceso a todas las viviendas juega con la doble altura, la vegetación y el contraste de materiales.

Este edificio es quizá el más hermoso de todo el barrio, no solo por lo que es, sino por lo que pudo haber sido. Según los documentos de proyecto, la idea de Lorenzo era generar en el interior de la manzana un tranquilo jardín, de uso privado pero goce público, jugando con las transparencias del local comercial de la planta baja hacia Ceferino Calderón. Por desgracia, el cierre de la cristalera trasera de ese local, hizo que se perdiera ese juego de visuales entre el interior y el exterior, que formaba parte de la idea de ajardinar todo el espacio entre los dos edificios, antes de la apertura de esa calle Ceferino Calderón.

19/03/2018

43.353231,-4.047113

Porras, Fernando y Soriano, Federico (1990). » Ricardo Lorenzo 1927-89″. Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, Cantabria, Circus.

García Ahijado, Alberto (2006-2008) Trabajo predoctoral

Patrimonio Arquitectónico/Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria (2015). Disponible en:

http://patrimonio.coacan.es/edificio-c-julian-urbina-torrelavega/

Viviendas c) Francisco Díaz 4

RESIDENCIAL VIV. COLECTIVA

c) Francisco Díaz 4

Ricardo Lorenzo García

/1956

Alberto García Ahijado

 

Se trata del primer proyecto de vivienda colectiva que tuvo ocasión de construir Ricardo Lorenzo, antes de iniciar su trayectoria vinculada a la Inmobiliaria Montañesa, manifestando ya desde estos trabajos iniciales la voluntad de incorporar una modernidad inexistente en Torrelavega en aquella época. Entre edificios historicistas o, simplemente, viejos, la pieza residencial que aquí se propone navega con acierto entre los preceptos racionalistas y la expresividad de materiales y elementos constructivos.

La edificación se compone de dos piezas superpuestas, una inferior como elemento comercial y portal de acceso, y otra superior, en forma de «L», que alberga las viviendas. El retranqueo obligado que debe tener esta última pieza es aprovechado por Lorenzo para proponer un dinamismo casi agresivo entre los balcones que vuelan, inflexionandose hacia ese vacío, en pugna con la geometría no ortogonal de la parcela, y la visera de remate del edificio en hormigón armado. Los balcones, subrayados con vidrios coloreados en las barandillas, surgen con acierto de un machón voluntariamente dejado ciego, en ladrillo caravista, reforzando la concepción plástica de la fachada principal, con unos quiebros en el paño que queda en segundo plano, que ayudan a la jerarquización de los usos domésticos.

El programa sencillo, consistente en una única vivienda por planta, se adecúa a las dimensiones alargadas del solar propuesto de modo limpio y racional, con los espacios de uso diurno volcados hacia la calle principal, y los espacios nocturnos orientados hacia el patio trasero. Los espacios de servicio se ubican en torno a un patio interior. El acceso a las viviendas se produce con un vestíbulo iluminado y trapezoidal, dirigiendo el camino hacia el espacio de salón, ocultando el acceso a los espacios de servicio, y dejando a la espalda los dormitorios. El mencionado retranqueo, obligado para respetar las ventanas del edificio colindante, se aprovecha para obtener, mediante su acristalamiento, unos rellanos en cada planta de alta calidad espacial.

19/03/2018

43.350044,-4.048173

Porras, Fernando y Soriano, Federico (1990). » Ricardo Lorenzo 1927-89″. Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, Cantabria, Circus.

Fernández-Abascal Teira, Muruzábal Sitges, Ausúcua García, Venegas Pérez, Villamor Cantera (2012): «Registro de Arquitectura Moderna en Cantabria 1. La vivienda colectiva», Santander, Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria.

Patrimonio Arquitectónico/Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria (2015). Disponible en:

http://patrimonio.coacan.es/edificio-calle-francisco-diaz-torrelavega/

Iglesia de la Virgen Grande

EDIFICACIÓN RELIGIOSA

c) Serafín Escalante 2

Santiago Padrós (mosaicos)
Jesús Otero (escultura)
Higinio Sainz (escultura)

XXXX

18/06/2019

RESEÑA: Domingo de la Lastra Valdor

 

Este templo fue un empeño personal del párroco local Don Teodosio Herrera quien, después de una visita a las obras de la Universidad Laboral de Gijón, pidió a su arquitecto que proyectara la iglesia llamada a resarcir la demolición de la Iglesia principal de la ciudad, demolida por razones políticas en 1936. Luis Moya tomó el encargo de la nueva iglesia de Torrelavega, ubicada geográficamente en el punto de origen de la ciudad, como una continuación de sus investigaciones desarrolladas en la capilla de ese complejo asturiano, entre la modernización del arte barroco y el uso de los materiales de construcción en los años centrales del siglo XX.

El edificio se imbricó en la historia de la ciudad desde el principio, a pesar de su carácter arquitectónico rompedor, de muchos modos, entre otros su financiación, que se produjo mediante donativos de los fieles, así como la reutilización de las piedras de la antigua «Torre de los Garcilasos» para sostener el ara del Altar Mayor. El juego volumétrico respeta su engarce con una manzana existente, de modo que los espacios auxiliares del templo (parroquia, sacristía, etc.) amoldan sus dimensiones a las edificaciones existentes, permitiendo que la pieza central elíptica destaque, tanto en planta como en volumen, presidiendo la plaza Baldomero Iglesias.

Partiendo de una planta elíptica, y trabajando a lo largo de su eje largo, Moya incorpora una cúpula nervada, con un espectacular trabajo estructural de ladrillo, en la línea de las grandes «excepciones» del barroco italiano como Borromini o Guarini, destacando el uso del material en un edificio mayoritariamente construido con hormigón armado. Una serie de vanos acristalados hacen que la cúpula levite sobre la nave central del templo, incorporando una linterna central como remate.

La simbología cristiana, tanto en planta como en la ornamentación, se engarza de manera sorprendente con la estética industrial del conjunto, con materiales vistos, y volúmenes funcionales. La planta de la cripta, en forma de pez, o el juego de los ejes de la elipse, son un ejemplo de ello: el eje longitudinal se prolonga en la escalinata, y en la calle que desemboca en los jardines de Pequeñeces (charnela del conjunto verde urbano que forma el Boulevard Demetrio Herreros y la Avenida de España), mientras el eje transversal, coincidente con el camarín de la Virgen Grande, continúa a través de la puerta lateral hasta el espacio de la Plaza Baldomero Iglesias, permitiendo una continuidad histórica, dado que ahí se ubicaba la puerta de la antigua iglesia destruida.

En contraste con la sobriedad casi industrial que domina el conjunto, destacan los elementos ornamentales interiores, sobre todo los mosaicos del catalán Santiago Padrós, rebosantes de iconografía cristiana y, así como las esculturas exteriores de la Virgen Grande de Higinio Sainz que preside la espadaña ahuecada sobre la portada principal, icono urbano de la ciudad, y el friso labrado en piedra de Jesús Otero que se ubica sobre el acceso lateral que da a la Plaza Baldomero Iglesias.

RESEÑA: Alberto García Ahijado

19/03/2018

43.348322,-4.049183
PLANO redibujado por Lara Alonso de la Vega

Campuzano, Enrique y Alonso, Luis Alberto (2007): «Iglesias de Torrelavega. Una arquitectura moderna», Torrelavega, Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria.

Saiz, José Ramón (2015), «50 años del Templo de la Virgen Grande», Torrelavega, Los Cántabros.

Alonso Ortiz, Luis Alberto (2005) «Arquitectura religiosa en Cantabria. 1956-1970 cambio litúrgico y Modernidad», Curso de doctorado, Universidad Politécnica de Madrid.

Colegio de los Sagrados Corazones

EDIFICACIÓN DOCENTE

Barrio Sierrapando 506

Fray Francisco Coello de Portugal

Amador Fernández Fernández, aparejador.

Congregación de los Sagrados Corazones/1964

Alberto García Ahijado

 

El colegio femenino de la Congregación de los Sagrados Corazones se trasladó, desde el centro de la ciudad, a una zona en la periferia, más relacionada con la naturaleza, orientada al sur y con privilegiadas vistas sobre el Valle del Besaya.

En este contexto, Fray Coello realiza una obra contundente en su composición y rotunda en sus volúmenes. En la línea de otras premisas post-racionalistas internacionales, especialmente influido por las edificaciones contemporáneas alemanas, basó la composición en un juego geométrico potente, sin concesiones al entorno rural en el cual se ubica el conjunto, cediendo el protagonismo a la sectorización funcional de las piezas. Una «máquina de educar», con una pieza de planta baja, con servicios comunes, un patio ajardinado con juegos de agua y pavimento, con un gran vestíbulo distribuidor. Este espacio columnado, abierto tanto al patio de juegos como a otras vistas mediante un dinámico juego de pasillos y cristaleras, daba acceso a las tres piezas en altura, albergando dos de ellas aulas en función de las edades de las alumnas, orientadas hacia el patio de juegos al sur, y ubicándose en el tercer edificio, en un segundo plano, el espacio de las religiosas de la comunidad, y la residencia de alumnas. Tanto las celdas de las religiosas como los dormitorios de alumnas se diseñaron con dimensiones mínimas.

La pieza que cierra el patio de juegos, genera un espacio cubierto exento sobre pilares, y enmarca la zona de acceso del conjunto, formando una suerte de atrio con un pequeño pabellón de control de entrada, un árbol como elemento central y, sobre todo, con la pequeña pero impresionante capilla escolar. A diferencia del colegio masculino, en este caso, el espacio de celebración religiosa tiene acceso exclusivo desde el interior del colegio. Su composición, a partir de un paraboloide hiperbólico, hace la aparentemente sencilla planta cuadrada devenga un espacio complejo tridimensional, con el recorrido a través de la diagonal, y la altura que alcanza la lámina de hormigón armado sobre el altar, en clara referencia a los trabajos de Félix Candela (cuyos colaboradores trabajaron en esta obra). La iluminación lateral, casi cenital, con huecos que crecen al tiempo que aumenta la altura del espacio, aumenta acertadamente la sensación de levitación y acercamiento al cielo. Bajo la geometría de la capilla, como ocurriera posteriormente en el colegio masculino, Coello dispuso el Salón de Actos.

La racionalidad exterior se reproduce en el interior, con pasillos en las partes norte, y «ventanas alargadas» elevadas para su iluminación, que distribuyen aulas iluminadas por las amplias cristaleras orientadas al sur. El mobiliario básico escolar, desde la tarima hasta los percheros o los zócalos de protección de las paredes, formaba parte del proyecto arquitectónico. En el exterior, el ladrillo amarillo visto combina con los elementos de hormigón, para dar al conjunto una sobriedad no exenta de rotundidad plástica, en el juego de los remates laterales de las piezas.

24/03/2018

43.342093,-4.037429

Fernández Cobián, Esteban (2001): «Fray Coello de Portugal: dominico y arquitecto», Madrid, Fundación Antonio Camuñas.

Campuzano, Enrique y Alonso, Luis Alberto (2007): «Iglesias de Torrelavega. Una arquitectura moderna», Torrelavega, Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria.

Venegas Pérez, Miguel Ángel (2010): «Colegio de los Sagrados Corazones». «Equipamientos I. Lugares públicos y nuevos programas. Registro DOCOMOMO Ibérico, 1925-1965», Barcelona, Fundación Caja de Arquitectos, pg.130-131.

fundación do.co,mo.mo_ibérico (2013). Disponible en: http://docomomoiberico.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=820:colegio-de-los-sagrados-corazones&Itemid=11&vista=1&lang=es

Colegio de Nuestra Señora de la Paz

EDIFICACIÓN DOCENTE

c) Pando 26

Josep María Subirachs, escultor (Fachada)
José Vicente Sámano Pacheco (Arquitecto técnico)

La obra de fray Coello de Portugal adopta fielmente los modelos que la arquitectura moderma generó en la Europa de la posguerra. Esta obra comparte con las de su autor, el afán por las geometrías ortogonales las maclas de volúmenes paralepipédicos, incluyendo en este orden, rupturas con elementos singulares del programa tales como la capilla o los accesos. Los huecos de las tensas envolventes dispuestos para la entrada de la luz en los espacios interiores, se ejecutan según el destino funcional de los mismos; corredores, aulas, espacios comunes, estos huecos y su geometría son elementos decisivos en el aspecto formal de esta arquitectura.

El tratamiento de los espacios exteriores ligados a las zonas mas públicas del edificio queda reflejado en su interior, todo ello está sometido a la composición canónica de la planta del edificio. Los espacios de circulación exterior cubiertos y porticados actúan como piezas articuladoras y de unión de los distintos volúmenes. Muchos de estos elementos se repiten en todas sus obras, todo lo cual le da un sentido de obra unitaria que aumenta la potencia de su propuesta.

Coello no olvida la inclusión, de todas las escalas del proyecto, desde la del conjunto, hasta los detalles, definiendo la necesaria doble visión interior exterior de las obras, como escultura y como escultura habitada.

18/06/2019

 

En los años 60 se produce el traslado del antiguo colegio masculino de la Congregación de los Sagrados Corazones, que inicialmente se ubicaba a escasos trescientos metros del actual. Una parcela cedida en usufructo en las afueras de la ciudad (en aquella época, ahora ya integrada en el casco urbano), con fuertes condicionantes topográficos, es aprovechada por Fray Coello para producir una «máquina de educar», racional en el uso, pero flexible y sorprendente en la configuración espacial tridimensional, a través de los diferentes niveles y accesos que se organizan.

En general, el nuevo colegio se organiza mediante volúmenes puros como elementos masivos destacados, labrados en su interior con recorridos y acabados plenamente racionalistas, que liberan variados patios y ricas relaciones con los espacios exteriores, que se van generando mediante el asentamiento del edificio en la topografía, y permiten la separación de juegos infantiles por edades.

La pieza principal acoge despachos administrativos y espacios comunes, además de la zona privada de los religiosos, todo ello articulado alrededor de un patio ajardinado. Una secuencia de vestíbulos, crecientes en tamaño a medida que se adentran en el edificio, da acceso a las diferentes dependencias escolares: desde el acceso principal se llega al primer vestíbulo, que distribuye la zona administrativa, la zona privada de los religiosos y la sacristía (como vínculo con el volumen de la iglesia. Un segundo vestíbulo, iluminado a través del patio interior ajardinado, da acceso al tercer espacio vestibular, que distribuye las diferentes comunicaciones a las aulas y laboratorios, incluyendo la escalera principal, que cose todas las plantas, desde la planta más baja de cota (acceso inferior, salón de actos y piscina-gimnasio), hasta las plantas más altas de aulas en la segunda pieza volumétrica.

Esta segunda pieza, sustentada sobre pilares, alberga el principal elemento de aulas, con las cristaleras de las aulas al sur, dando frente al gran patio de juego. Las aulas se distribuyen a lo largo de un corredor en dos plantas, con una pieza de escaleras en la parte central, y aseos en cada uno de los extremos. El mobiliario básico escolar se incluyó en el diseño original, con las pizarras complementadas con una puerta-corcho que dejaba un espacio de almacenaje en cada aula, y los percheros, en madera y hierro pintado de negro, jalonando los pasillos entre puerta y puerta de las aulas. Cada aula cuenta con un espacio en altura para el profesor, y algunas de ellas tienen puertas de comunicación interna.

Todo ello queda presidido por dos elementos principales: la iglesia y la fachada monumental. La fachada, diseñada por Subirachs, en un juego de gráfico con la palabra PAZ y sus variantes (PAX, ZAP,…), realizadas directamente con los encofrados del hormigón en el hormigón, que hace de lienzo sobre el que se ubica la imagen de bulto de la Virgen. La iglesia, que hace las veces de parroquia para el barrio (con accesos desde el exterior), se corresponde con el salón de actos en la cota inferior, y tiene como elemento más destacado el paraboloide de la cubierta, suspendida en el aire que, con un alarde estructural que Coello no volvería a repetir por su elevado coste, otorga un valor de ascensión al espacio del templo que convierte la estancia en su interior en una experiencia mística.

24/03/2018

43.346541,-4.043623

BIEN INVENTARIADO (BOC nº35 20/02/2002)
«Lo más relevante del Edificio del Colegio de Nuestra Señora de la Paz de Torrelavega es su fachada, obra de don José María Subirachs, una de las figuras más importantes de la escultura contemporánea española, tanto en la vertiente abstracta como en la neofigurativa. En este último campo el escultor contribuyó de forma notable a la innovación del arte religioso y a la integración de la escultura en el escenario arquitectónico.

La fachada tiene una forma rectangular que coincide con la estructura del edificio a modo de pantalla hasta su entronque con el muro liso de la iglesia que se erige a su derecha. Está realizada en hormigón y son dos elementos decorativos que destacan en la fachada: La decoración que ocupa toda su superficie y la imagen de la Virgen. En primer lugar, se juega en la fachada con las huellas de las maderas del enconfrado mediante el rehundido más o menos intenso de las distintas tablas que lo configuran, para así romper su uniformidad. Como elemento base de
la decoración se utiliza la palabra <> en letras rehundidas,
que dispuesta de modo horizontal en coincidencia con las maderas rehundidas del encofrado, se repetirá innumerables veces por toda la fachada, especialmente en la zona lateral derecha de la misma, en torno a la figura de la virgen. A veces aparecen variaciones de la palabra <>, como <> o <> (paz al revés), otras veces aparecen <>, <>, <>, <<C/LG/PS/PP/AP>> (iniciales de los artífices autores del enconfrado), agrupaciones de la letra <>, así como otros motivos abstractos, variando la intensidad del rehundido de las letras en las diferentes líneas, e incluso dentro de cada palabra. En la zona lateral izquierda de la fachada aparecen varios cuerpos rectangulares en los que también pueden leerse en letras rehundidas <> de forma escalonada.

La imagen de la Virgen, realizada en fibrocemento coloreado, posee el diseño estilizado propio de las creaciones de Subirachs de la década de los sesenta del siglo pasado. La escultura se desarrolla en altura hasta ocupar casi toda la fachada y destaca sobre un fondo de cristal rojizo que coincide con los pasillos de las cinco plantas del colegio. La imagen de María sostiene al Niño con la mano izquierda y con la derecha parece querer mostrarle algo.

Con el mismo tratamiento, sin duda algo expresionista, aparece el tratamiento quebrado de los paños, el aspecto rugoso de las superficies y el exagerado remate coronado de la cabeza. Sendos cuerpos de hormigón hacen las veces de basamento y dosel de la Virgen de la Paz.

Se trata, en síntesis, de una destacada creación escultórica de Subirachs, que revela no sólo la utilización de nuevos materiales en la imaginería contemporánea, sino también como la epigrafía puede llegar a convertirse en un magnífico elemento plástico si se emplea con acierto e imaginación.

 

PLANO REDIBUJADO por Lara Alvarez de la Vega

Fernández Cobián, Esteban (2001): «Fray Coello de Portugal: dominico y arquitecto», Madrid, Fundación Antonio Camuñas

Campuzano, Enrique y Alonso, Luis Alberto (2007): «Iglesias de Torrelavega. Una arquitectura moderna», Torrelavega, Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria.

Venegas Pérez, Miguel Ángel (2010): «Colegio de Nuestra Señora de la Paz». «Equipamientos I. Lugares públicos y nuevos programas. Registro DOCOMOMO Ibérico, 1925-1965», Barcelona, Fundación Caja de Arquitectos, pg.134-135.

fundación do.co,mo.mo_ibérico (2013). Disponible en:

http://www.docomomoiberico.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=822:colegio-nuestra-senora-de-la-paz&lang=es

maquetacion Riancho

REFORMA

 

Ampliación de chalet

c) Soldado Alejandro García, 7. SANTANDER

ARQUITECTO:
Javier González de Riancho Gómez

 

COLABORADOR:
ccc

 

PROMOTOR/AÑO:
Luis San Pedro/1933

 

RESEÑA:
Annibal González de Riancho Mariñas

 

 

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NNNNNNNNNN

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03/09/2018

43.346541,-4.043623

INFORMACIÓN CATÁLOGO:

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PUBLICACIONES:

Libro Riancho yyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy