
Banco Mercantil
EDIFICACIÓN ADMINISTRATIVA
Banco Mercantil
C/ Hernán Cortés 11. Santander
Casimiro Pérez de la Riva
1900
Alejandra Herrero Olavarri
El edificio sede del Banco Mercantil, diseñado por Casimiro Pérez de la Riva, destaca por el despliegue decorativo de sus fachadas. Esta condición se enmarca en el contexto de la reconstrucción de la zona afectada por la explosión del Machichaco, con la que se buscada recuperar el esplendor urbano anterior al suceso. Este proceso se vio fuertemente marcado por una progresiva barroquización de los exteriores, protagonizada por capiteles, torres en equina, galerías decoradas, voladizos y almohadillados.
Se trata de un bloque socialmente representativo que, sin embargo, queda limitado por su ubicación en un solar cuadrangular del primer ensanche, rodeado de bloques de viviendas. Para conseguir el efecto de distinción que requiere la edificación, Pérez de la Riva toma la decisión de retranquear el bloque para crear, en el espacio ganado, una plaza de acceso al edificio, que además aporte el espacio necesario para poder observar la fachada de manera correcta. Así mismo, destaca de los edificios del entorno gracias a las cuatro torretas en esquina y un amplio voladizo en la fachada principal, que lo elevan sobre el resto de los tejados.
Pero lo que le aporta el mayor toque de distinción es, sin lugar a duda, el programa ornamental de sus fachadas, de carácter manierista italiano, donde se concede una gran importancia a los detalles arquitectónicos. Destacan especialmente los contrastes de texturas, gracias a la combinación de voladizos, cornisas, huecos, molduras y adornos. Exaltado también por el relieve de la piedra artificial, su carácter ornamental continúa a través de las bandas de balcones, en los que se puede encontrar un amplio repertorio formado por cariátides, ménsulas, candelabros, flores, figuras humanas y animales, entre otros muchos elementos. El falso almohadillado de la piedra de sus muros le confiere un juego de claroscuros que refuerza el discurso decorativo.
Destaca también la contundencia con la que se alzan el tímpano de la fachada principal, la balaustrada de coronación y las cuatro torres que rematan las esquinas, coronadas por águilas de alas desplegadas.
En definitiva, toda esta exuberancia ornamental se podría describir como dice Ramón Rodríguez Llera en su libro «Arquitectura Regionalista y de lo Pintoresco en Santander»:
«Las cuatro fachadas exentas del sólido trapecio despliegan un abigarrado discurso decorativo, satisfacción cumplida de un arquitecto con exigentes afanes dibujísticos y enfebrecido por el anhelo del derroche y el exceso.»
En cuanto al interior del edificio, destaca la creación de una gran sala-vestíbulo que, mediante la utilización de estructuras ferrovítreas, genera un espacio de tránsito.
Si bien el edificio ha sufrido varias reformas a lo largo de los años (actualmente se está llevando a cabo la última hasta el momento), en las que se ha depurado su estilo recargado, aún hoy en día conserva su carácter excesivo y de riqueza.
08/03/2022