Arquitecturas transformadas
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Arquitecturas transformadas
(Otros)
Ángel Hernández Morales
Varios
Eduardo Fdez.-Abascal Teira
La arquitectura, que tiene vocación de durabilidad, debe adaptase a los cambios sociales, programáticos, tecnológicos… a lo largo de su vida útil. La necesaria transformación de la arquitectura no debe considerarse como un factor siempre negativo. Las intervenciones pueden suponer la pérdida de los valores de una obra, pero también la respetuosa adaptación o un cambio positivo, que mejore sus características iniciales. Los mecanismos proyectuales de transformación son diversos. Una de las obras más notables de nuestra arquitectura, la Mezquita de Córdoba, tal como la conocemos en la actualidad, es el resultado de diversas transformaciones en el tiempo con criterios y lenguajes diversos, casi contrapuestos.
Las obras de AHM no han sido ajenas a estos procesos, con diferente fortuna. Ente sus obras transformadas, además de algunas descritas de manera pormenorizada en su correspondiente ficha, como el Centro de Formación Profesional de Torrelavega, cabe reseñar el Instituto Laboral de Castañeda, las oficinas de Sotoliva en Santander, el Ayuntamiento de Reocín en Puente San Miguel, el bar cafetería Brisa en Santoña, el Ayuntamiento de Valdáliga en Roiz, las escuelas de Ruiloba, la granja del Abra del Pas, el Museo de Altamira…
El Instituto es un complejo proyecto, que incluye la rehabilitación del Palacio de Larrinaga, la construcción de diversas edificaciones fabriles, con cubierta de dientes de sierra, y establos, la urbanización de la finca con un pabellón de acceso, y la construcción de doce viviendas escalonadas en planta, agrupadas de tres en tres, en una finca situada al otro lado de la carretera. El Palacio ha sido transformado recientemente en Ayuntamiento. En los 50 AHM proyectó en el Puerto de Santander el edificio Sotoliva, un bloque funcional de tres plantas, con dos más en el extremo para formalizar una pequeña torre, con un lenguaje depurado de acero y vidrio. En los 90 Jerónimo Junquera y Estanislao Pérez Pita rehabilitaron el edificio para oficinas de la Autoridad Portuaria, manteniendo su carácter industrial pero adaptándolo a los nuevos requerimientos, en una cuidada operación de restyling. Otro caso bien diferente es el del Ayuntamiento de Reocín, atractivo edificio funcional de AHM, que construyó otros equipamientos menores en «la Robleda», transformado radicalmente con escasa fortuna en un falso intento de contextualización. La cafetería Brisa era un hermoso pabellón, situado en el Pasaje de Santoña, proyectado con el mismo lenguaje moderno y abstracto, un juego de paramentos verticales de lajas de piedra y ventanales con perfiles de acero de suelo a techo, de cuidado despiece, rematados por una fina losa de hormigón de perfiles quebrados. Tras diversas reformas, el edificio fue prácticamente derribado, construyéndose una vulgar cafetería. El Ayuntamiento de Valdáliga es un singular proyecto en el que AHM recurre a un tipo de vivienda tradicional, mezclando elementos arcaicos con tratamientos modernos. Fue rehabilitado y ampliado a principios de siglo XXI por Eduardo Álvarez. Las escuelas de Ruiloba son una obra menor en la que el arquitecto recurre a los sistemas de implantación, volúmenes, elementos y materiales que caracterizaron su estilo en los años 60. Fue reformada en el 97 como albergue con proyecto de Eduardo Fernández-Abascal y Floren Muruzábal, respetando su carácter general En el singular paraje del Abra del Pas, el arquitecto proyectó un edificio menos unitario que el del Centro de Inseminación de Caseríos. Las transformaciones realizadas para convertirlo en el club del campo de golf han sido excesivas, tan solo la casa del director, hoy cafetería, mantiene en parte su carácter original. El inicial Museo de Altamira era un sugerente conjunto conformado por tres pabellones a diferentes alturas, caracterizados por las cubiertas a 4 aguas, las barandas/balconadas perimetrales conectadas mediante escaleras y los grandes ventanales de madera, que tenían cierto aire oriental. Los pabellones fueron fuertemente intervenidos por Juan Navarro cuando proyectó en el año 95 el nuevo Mueso
12/02/2021