4 bloques de viviendas para Electra de Viesgo
RESIDENCIAL VIV. COLECTIVA
4 bloques de viviendas para Electra de Viesgo
Calle Colombia 10, 11, 12 y 13. Santander
Ángel Hernández Morales
Electra de Viesgo/1957
Pedro Fernández Lastra y Pablo Flor Morales
En una ladera orientada al sur y con vistas a la bahía, dominando el antiguo cantil que hoy conforma el espacio ferroviario de Santander, la compañía Electra de Viesgo promovió esta «barriada para sus empleados». Inicialmente la parcela se prolongaba ladera arriba hasta la calle Padre Rábago (actual calle Montevideo, donde aún hoy en día un reconocible elemento de piedra señala su acceso) y en ella se planteaba la construcción de ocho bloques lineales iguales, dispuestos en dos columnas levemente desfasadas. Finalmente sólo se construyeron los cuatro bloques situados a cota inferior. En los dos situados al este, su condición aislada inicial se modificó al adosarse a su testero ciego otros edificios de vivienda levantados poco después en la parcela colindante, donde según los dibujos de Hernández Morales estaba previsto haber dado continuidad a otro vial.
No es desdeñable la participación de Hernández Morales en la promoción privada de viviendas en la capital, casi siempre acogidas a programas de protección pública, tanto para la promotora benéfica Santiago El Mayor en la Bajada de Polio, Pronillo y Nueva Montaña (donde trabajó con distintas tipologías de vivienda unifamiliar) como para distintos promotores privados, localizadas en el entorno de el Sardinero, el Paseo General Dávila ó Canalejas. A pesar de que la discreción tan característica en la arquitectura de Hernández Morales suele hacer pasar desapercibida esta parte de su ingente obra, una mirada atenta puede identificar ciertos invariantes, algunos presentes en esta obra para la Electra de Viesgo.
Así, en sus proyectos de vivienda en bloque lineal donde éste no se presenta aislado es usual encontrar un mismo módulo de viviendas que se agrupa bien yuxtapuesto ó bien arracimado en torno a un núcleo central de escalera, siempre abierto al exterior. Sus cubiertas, generalmente inclinadas de baja pendiente a una o dos aguas (a menudo invertidas en forma de V hacia el interior) y ejecutadas con placas de fibrocemento. Sus fachadas, de ladrillo cara vista texturado, a veces pintado de blanco, con carpinterías de madera, sobre un basamento de hormigón armado lavado y con un hueco vertical unitario para iluminar la escalera, habitualmente resuelto mediante piezas prefabricadas de hormigón. Su estructura, mixta, con muros de carga capuchinos a base de ladrillo en las fachadas exteriores, pórticos interiores y forjados unidireccionales de hormigón armado con losas en los aleros y los balcones, que se giran para singularizarse dentro de las fachadas y se agrupan para conformar grandes cuerpos volados. El especial cuidado que Hernández Morales prestaba en sus bloques de vivienda al balcón como elemento singular de las fachadas es especialmente vulnerable ante la incorporación de estos espacios al interior de las viviendas sin una idea de conjunto. En el interior de las viviendas, baños y cocinas se agrupan para racionalizar el tendido de las instalaciones. Estos núcleos quedan documentados de forma específica y con mayor detalle en los proyectos.
En concreto, estos cuatro bloques tienen cinco plantas con dos viviendas por planta. Son de doble crujía, 9,20 metros de fondo total, lo que posibilita que todas las estancias den frente a las fachadas norte ó sur, donde se alinean los dormitorios, siendo ciegos los testeros este y oeste. Cada planta se compone de dos viviendas simétricas respecto a la escalera central. Una vivienda es de tres dormitorios y la otra de cuatro, al incorporarse el espacio situado delante de la escalera a una de ellas. En la planta semisótano se aprovecha el desnivel del terreno para adosar a la ladera una crujía destinada a trasteros, liberando el resto como espacio diáfano destinado a zona de «recreo cubierto, muy necesario en este clima para los niños, y el portal de entrada por el Sur, con lo que se consigue la mejor orientación para la entrada del bloque».
Hernández Morales dotó a estos cuatro edificios de intenciones plásticas y formales enriquecedoras, como se puede apreciar en los planos y las fotos antiguas. Destaca el contraste entre los materiales y los colores de las fachadas, con paños de ladrillo caravista pintado de blanco y revestimientos puntuales de mosaico vítreo de diferente color para cada uno de los bloques (violeta, azul, gris y caramelo) Los balcones girados con la metalistería de las barandillas, la carpintería con contraventanas exteriores, el tabique curvo de pavés de vidrio para la iluminación natural del vestíbulo dentro de las viviendas, las lajas de piedra señalando los portales, la definición de los pasamanos de la escalera, etc.
Actualmente los edificios se encuentran profundamente alterados, aunque aún se pueden apreciar rasgos del proyecto y la obra construida como su límpida definición volumétrica con cubierta a un agua y las fachadas laterales ciegas sobre el basamento que absorbe la pendiente. Una mirada atenta permite descubrir gestos o imágenes originales en algún balcón, en la textura del hormigón, en alguna barandilla de las escaleras y en los machones de piedra que ornamentan el portal. El paso del tiempo, la modesta construcción y la falta de un mantenimiento adecuado motivó la aparición de diversas patologías que ha provocado que en varios edificios se haya revestido el ladrillo caravista, se hayan sustituido la carpintería con las contraventanas exteriores y las barandillas, haya desaparecido el revestimiento de mosaico vítreo ó se hayan cerrado balcones.
Más información, texto y fotografías en https://patrimonio.coacan.es/edificio-calle-colombia-santander
15/03/2021