COMILLAS
Ponentes:
Eduardo Cabanas y Pedro Fernández Lastra, arquitectos
Comillas es un municipio costero que corresponde en su totalidad a La Marina, la franja entre el litoral y los relieves que marcan la transición hacia el espacio de los valles de la Cantabria interior.
Su término se extiende desde la ensenada del Portillo hasta La Rabia y desde la costa hasta el monte Corona al sur. Está rodeado por los municipios de Ruiloba, Alfoz de Lloredo, Udías y Valdáliga y por su emplazamiento equidista de los nodos cercanos de Santillana y Torrelavega; Cabezón de la Sal y San Vicente de la Barquera.
Dos rasgos caracterizan el ámbito municipal: su reducida altitud, con la mayor parte del territorio por debajo de los 100 metros y elevaciones que no sobrepasan los 300 metros, y el contraste, o energía, de su relieve. El término de Comillas carece de espacios amplios llanos o con escasa pendiente.
La acción combinada de las estructuras tectónicas y litológicas, así como de los procesos erosivos, ha determinado el modelado del espacio físico de Comillas, y ha configurado los elementos y unidades del paisaje morfológico del término, que responden a una razón de base geológica: La costa: acantilados, playa y ría; Las lomas litorales y sus depresiones: las alineaciones Oeste-Este de La Cardosa y la loma de Espinosa, con la depresión de Rubárcena; Los valles y crestas interiores: Valle de Ruiseñada, Gandárias, Rioturbio, etc. Monte Corona, las lomas de Araos, Santa Ana, etc.; y el macizo de Peña Castillo:Amplia área kárstica formada por peñas y dolinas.
Sobre el relieve conformado por esta base geomorfológica se produjo una temprana ocupación humana de este territorio. Con vestigios de explotación, por parte de poblaciones paleolíticas con el uso como lugares de habitación de las cuevas de Meaza y Numa. Una primera organización del espacio se puede atribuir a las poblaciones neolíticas para una explotación pastoril entre las áreas altas de pastos estivales y las áreas bajas costeras, que organizarían la trama básica de los caminos que enlazaban el interior con el litoral. La presencia romana, relacionada con la explotación de recursos mineros y el uso del mar para el transporte,con vestigios encontrados en las cuevas Numa o los tesorillos en La Rabia, posiblemente consolidó la red viaria preexistente, en una probable relación con el uso de la ensenada de La Rabia como puerto.
Ya en la Edad Media, en un proceso de colonización y ocupación de las áreas bajas por poblaciones de diverso origen, que aprovechan las comunicaciones de época romana y los más antiguos caminos ganaderos, se producen los asentamientos y la organización del territorio cuya estructura ha permanecido en lo esencial hasta nuestros días. Las primeras referencias escritas al territorio del actual municipio de Comillas, que lo identifiquen directamente, aparecen a partir del siglo XI, en 1088.
En la Edad Media el patrón que estructura el territorio y su paisaje es la aldea. Es un modelo cultural preciso que se repite sistemáticamente, mostrando el proceso de construcción territorial, de la organización social y agroecológica del uso del espacio y los recursos y el modo de habitar. La aldea constituye la clave para la interpretación del territorio históricamente construido.
El actual término municipal de Comillas está conformado por dos antiguas aldeas: Ruiseñada y Comillas, cada una con su propia dimensión territorial. Ambas agrupadas en una entidad jurisdiccional mayor, el Alfoz de Lloredo.
Ni Comillas ni Ruiseñada identifican a un núcleo de población. Las dos responden a un mismo modelo de aldea formada por barrios dispersos, con una morfología de estructura laxa. En la aldea de Comillas, los barrios medievales corresponden con los denominados Campíos, Paresuas, La Aldea, Velecío, Sobrellano del Cagigal y Sobrellano de la Torre y los más alejados de Rubárcena y Trasvía.
Estos barrios, de dimensiones mínimas, formados por conjuntos elementales de grupos familiares, que ordenaban el espacio ocupado en un sector que agrupaba edificios y el área básica de cultivo doméstico, conformando un recinto cerrado, materializado por una cerca o muro, en que se integraban tanto los edificios de habitación como los auxiliares, huertos, corrales y espacios libres de uso privado. Dando lugar a núcleos compuestos por recintos alveolares yuxtapuestos entre sí, cercados, separados por callejos o camberas de carácter público. Este modelo primitivo conformó la práctica totalidad de los núcleos o barrios de Comillas y constituye su rasgo morfológico e histórico más relevante.
El conjunto de los barrios tiene como centro simbólico a la iglesia parroquial surgida de la cristianización medieval, que identifica a la aldea a la que pertenecen. Tanto en Comillas como en Ruiseñada, al igual que en otras áreas de Cantabria y del Norte peninsular, el edificio parroquial fue ubicado al margen de los barrios, en una localización abierta.
La estructura alveolar se identifica sin dificultad en la actualidad en la mayor parte de los núcleos existentes, a pesar de las transformaciones recientes. También han llegado hasta nuestros días las ruinas de la iglesia de San Cristóbal en el cementerio, la iglesia de San Adrián en Ruiseñada, del s. XV con restos anteriores, la casa gótica de Araos y torres, como la de Bracho en Ruiseñada, otras perviven en la toponimia, como la de Sobrellano de la Torre, probablemente descrita por Jovellanos en 1791 como: «antiguo castillo muy arruinado».
El resto de elementos que componen la aldea, aunque transformados, permanecen. Como las mieses, espacios cercados ubicados en el entorno inmediato de los barrios sobre los terrenos más favorables, donde se desarrollan las prácticas agrícolas. Más alejados, el bosque o los espacios comunales ganaderos, ya que estas comunidades tuvieron como dedicación principal la pastoril, complementada en el caso de Ruiseñada por la ferrona.
Su adaptación al relieve ha sido clave en la organización de la ocupación del espacio de forma tradicional. Las depresiones han sido el espacio de uso particular y propiedad privada, de ocupación preferente para la explotación agraria permanente, mientras las alturas y lomos han sido los espacios comunales dedicados casi de forma exclusiva para el uso forestal y pastoril. Como veremos más adelante, este sistema permanece hasta el siglo XIX, en que tienen lugar los procesos sistemáticos de privatización de los espacios comunales.
Desde finales de la Edad Media, a partir del siglo XV, se aprecian diversos cambios que van a influir en la evolución posterior del área y en particular de ambas aldeas, Ruiseñada y Comillas.
En primer término, las nuevas técnicas para la elaboración del hierro provocaron la progresiva desaparición de los ferrones de Ruiseñada. Y de forma paralela se produjo el desarrollo de la aldea de Comillas favorecido por el traslado de parte de los pescadores de San Vicente tras el incendio que afectó a su villa a finales del siglo XV. Esta circunstancia introdujo en Comillas la actividad pesquera, explotando las facilidades de su playa como lugar de atraque para la pesca de bajura, realizada con lanchas, y para la pesca de la ballena.
Por otra parte, los conflictos con el poder señorial, en una comunidad más dinámica, suscitaron una acción de indudable repercusión en el desarrollo de Comillas: el abandono del antiguo edificio parroquial y la construcción de un nuevo templo por decisión colectiva, ubicado en un punto central respecto de los barrios orientales, en un ejido existente en torno a la ermita de San Juan. La obra comenzó a mediados del XVII y se ejecutó con el apoyo de todos los vecinos.
El efecto es patente en el siglo XVIII: se produce un lento pero progresivo desplazamiento de las construcciones nuevas hacia el área de la iglesia, convertida en el centro social de la aldea, o de la que ya se puede considerar como Villa. El crecimiento hacia este nuevo centro transforma los barrios existentes, provocando la progresiva agrupación de todos ellos, reduciendo los espacios vacíos intermedios, ocupados con anterioridad por huertas y mieres. El ejido central se transforma, ya en el siglo XVIII, en plaza. Proceso que induce la configuración de un núcleo “urbano” con nuevas funciones de centralidad social y económica, como plaza de mercado y como asiento preferente de las familias de mayor rango.
Por otra parte, este desarrollo potencia el camino costero, al tiempo que se impulsa una bifurcación del mismo, que desde el barrio de La Aldea lleva por Rubárcena hasta el borde de la ría dela Rabia, para atravesar ésta en barca, acortando el camino hacia San Vicente de la Barquera.
En el siglo XVIII, la estructura urbana que predomina es la agrupación en hilera, como célula básica de la morfología de los barrios en la villa. Los edificios exentos, con su cierre propio, separados por camberas del resto, son minoría. Toda la edificación comparte el carácter de la limitación en altura. El núcleo de Comillas, aun manteniendo la morfología básica medieval porque la mayor parte de la trama construida conservará el carácter alveolar original, va evolucionando hacia un núcleo residencial y comercial, soldando sus barrios mediante la consecución de espacios urbanos.
En este periodo se construyen el puerto, 1623, y los edificios principales de la Villa, promovidos por las familias señoriales: Casa de los Picos, anterior al siglo XVII; Casa de Fernández de Castro en el Corro de San Pedro, 1625; Casa de González de la Reguera en la futura Plaza de los Tres Caños; Torre de Castro Rubio (Casal del Castro; Casa Rectoral) en 1770; Casa Consistorial 1780; Seminario Cántabro, 1794, costeado por González de la Reguera, del arquitecto Cosme Antonio de Bustamante; así como los desparecidos Hospital y la casa de Lamadrid.
Es la villa que se denominará “Villa de los Arzobispos” por los cinco arzobispos nacidos en Comillas que tuvieron una gran trascendencia en su desarrollo.
Desde mediados del siglo XIX, se producen diversas circunstancias que son el punto de partida de la Comillas moderna. Algunas de ellas de carácter común a toda la región:
· La creación de los municipios modernos. La villa, favorecida por la unión de las dos aldeas originales en 1848, concentró la actividad administrativa del municipio.
· La construcción de los caminos modernos carreteriles. Las carreteras a Puente San Miguel (1850) y a Cabezón de la Sal (1875-1896) potenciaron su dimensión mercantil e impulsaron la construcción y el desarrollo económico.
· El proceso de ocupación de los montes. Origen de las fincas en coto redondo o caseríos agrarios, que se transformarán en las grandes fincas que rodean al núcleo y que tendrán gran trascendencia en el desarrollo urbano de la segunda mitad del siglo XX; lomas de La Cardosa y Espinosa, La Coteruca, Rovacías, Estrada, se van a constituir en las principales propiedades agrarias.
· La ocupación de las fincas propias en las mieses, producto de la prohibición de la derrota, se adquieren las mieses inmediatas al núcleo, Solatorre, Hortegona, Moría o Cotera.
Hay otros factores específicos de Comillas que motivarán su desarrollo:
· El descubrimiento de las minas de calamina en 1852, el mineral del zinc, que conllevará el desarrollo de un puerto para el embarque del mineral y nuevas carreteras para su transporte.
· La presencia de Antonio López, fundamental para la constitución del Comillas moderno.En 1853 el indiano natural de la Villa, regresa a España, con 36 años y una considerable fortuna. A partir de ese momento, el devenir rural de Comillas se verá notablemente acelerado por la actividad de los futuros marqueses de Comillas y de su amplio círculo de colaboradores y familiares.
La impronta física de la acción del Marqués de Comillas y de sus allegados se manifiesta en la construcción de una aureola o perímetro que ocupa tanto los espacios de cultivo como los espacios de monte inmediatos, transformando la periferia agraria de los barrios del núcleo de Comillas. Esta acción se inscribe en los procesos de ocupación de los montes y de las fincas propias en las mieses, antes citados, y hará desaparecer las mieses de Solatorre, Hortegona, Moria, Cotera, entre otras, convertidas en grandes o medianas posesiones destinadas a casas de recreo para estas familias, durante el periodo estival.
En primer lugar, adquiriere o manda construir para su madre la casa Ocejo. A partir de aquí, inicia la compra de fincas en las mieses de Solatorre, propiedades en el barrio de Sobrellano, el alto de Pelazo, Rubárcena, etc.
Adosada a esta residencia inicial, se articula una ciudad jardín a escala familiar, comenzada hacia 1860-70 donde se encuentran las casas de los principales miembros del círculo de Antonio López: La Portilla, Oriol Mestres, de su hermano Claudio; El Llano, de su socio Patricio Satrústegui; y La Cavaduca, de su hija y su yerno Eusebio Güell. También por su influencia se levanta en 1870, algo alejada, la casa del banquero Fermín Riera, en la finca La Coteruca.
El conjunto inicial en torno a la finca Ocejo se complementará con las obras proyectadas por Joan Martorell en 1878 para la finca de Sobrellano: la Capilla-Panteón (1878-1881) y el Palacio de Sobrellano (1882-1888).
En 1881, el rey Alfonso XII anuncia que ese verano visitará la Villa, lo que sacará a Comillas del anonimato nacional. Antonio López, Marqués de Comillas desde 1878, tiene dos meses para preparar la visita. Es ya conocida la intervención que se produce: la llegada de los arquitectos y artistas catalanes; 22 vagones de tren llenos de artículos;la luz eléctrica y los muebles en la Casa Ocejo para alojar al Rey; el acondicionamiento del resto de las casa para la familia real; el arreglo de los jardines con animales y plantas; las casetas reales en la playa; los Kioscos de Gaudí; los arcos conmemorativos; la parada naútica con los barcos de la Compañía Trasantlática; la solemne inauguración de la capilla-panteón; el concierto dirigido por Chapí, etc. Así como el trazado de la vía hacia el puerto para comunicar con la playa para lo que se abre el túnel bajo la loma de Moría. Los arquitectos que lo diseñan son Mestres y Cascante, a los que se suman con aportaciones Oliveras, Martorell y Gaudí. La visita se repetirá en el verano siguiente.
La última pieza arquitectónica del entorno de Ocejo-Sobrellano será El Capricho (1883-1885) de Gaudí promovido por Máximo Díaz de Quijano, cuñado del hermano del Marqués, y dirigido por Cascante.
A la figura de Antonio López como promotor iniciador de las intervenciones en Comillas le sigue su hijo Claudio López Bru, que la amplia con aportaciones propias o de sus allegados. Continúa comprando fincas en las mieses y propiedades hacia Rubárcena. De este modo, acaba el Palacio de Sobrellano, realiza el parque que lo rodea, diseñado acorde al espíritu romántico con grutas, fuentes, templetes o columnas romanas. Obras destacadas de este periodo son el proyecto de homenaje al Primer marqués en Santander, Cascante 1884, finalmente ejecutado en Comillas por Domènech i Montaner; el nuevo Hospital, Cascante 1885-1889; el Cementerio, Domènech i Montaner 1893, sobre las antiguas ruinas de la iglesia abandonada, una obra cumbre de este periodo, con la estatua del Ángel Guardián de Llimona; la Fuente de los Tres Caños, Domènech i Montaner 1899; Casa del duque de Almodovar del Río, 1898; la portalada para la Casa Moro, Gaudí 1900.
Entre 1878 y 1883 Joan Martorell ha dejado sentadas las bases del plan arquitectónico de la Villa, con los proyectos para Sobrellano y para el Seminario del Alto de La Cardosa. Se trata de una obra patrocinada por el primer Marqués, cuya intención es levantar unas escuelas continuando la tradición indiana, que llevará a cabo su hijo Claudio.
El primer proyecto del Seminario, del Padre Miguel Alcolado, sigue el esquema de planta rectangular con patios, de los grandes centros escolares de los jesuitas. A la muerte en 1883 del Marqués, las obras comienzan ese año con el proyecto de Joan Martorell, que sigue el esquema inicial. Las obras,dirigidas por Cascante que no las verá finalizadas, acabarán en 1889. Lluís Domènech i Montaner acomete su conclusión dulcificando la severidad del edificio original. Se hace cargo de las puertas de entrada y el vestíbulo, la escalera, el paraninfo, la iglesia, etc.
Ente 1909 y 1912 José María Basterra, tras ser designado el Seminario Universidad Pontificia, construye el Seminario Menor al lado del primero, a cargo de Carmen Zoraya, una nueva benefactora cubana.
La silueta de La Cardosa será modificada una vez más por el Seminario Máximo (1944-46) y el inicio del pabellón Hispanoaméricano en 1946, si bien este último no llegó a completar el recinto por el norte ni a levantar la monumental torre, planteada para presidir el conjunto.
La autorización en 1969 de su traslado a Madrid, planteado por la Compañía de Jesús a principios de esa década, pone fin a la actividad de la Universidad en Comillas y supone el inicio de un dilatado proceso, aún abierto, en torno al destino de la finca y sus edificios.
Con las obras de la última década del siglo XIX culmina la transformación urbana ligada al veraneo del círculo aristocrático del Marqués. Asociados a la estela de años anteriores seguirán llegando veraneantes a Comillas y se construirán residencias, como la casa Sert, de Olasagasti en estilo vasco, o la casa de Monteflorido, trasladada desde Cos a Comillas y reconstruida bajo la dirección de José Luis Sert, oserá inaugurado el Golf de Oyambre(1924).
Entre 1951 y 1954 D. Lastra Santos y A. Hernández Morales redactan el primer instrumento de planeamiento del municipio, el Plan de Ordenación de Comillas. Caracterizado por su valoración de la herencia territorial ―casco histórico y el conjunto de las grandes fincas de la época del Marqués― y por el diseño urbano del desarrollo propuesto, dispuesto en dos áreas diferenciadas, La Ortegona para los habitantes y La Moría, sobre la playa, para los veraneantes. Permitió preservar suelo para la variante y algunas zonas verdes, así como la conservación de la mayoría de las grandes fincas.
En estos años arranca un largo periodo, con el inicio de un cierto desarrollo turístico representado por la transformación de la playa, los primeros establecimientos hoteleros y la construcción de viviendas unifamiliares y los primeros bloques. Se caracteriza por una actividad puntual, sobre parcelas libres, la sustitución de edificios o la ampliación de los existentes, basada en viviendas individuales y promociones de vivienda colectiva, con un ritmo relativamente sostenido en el tiempo, que en algunos casos, ha dado lugar a edificios descontextualizados por su escala, tipología o sus materiales.
El declive de la sociedad aristocrática en la España del siglo XX y su transformación económica y social, supuso el abandono, en muchos casos, de sus fincas o el cambio de perspectiva respecto de ellas, con las nuevas orientaciones del tiempo libre de este sector de la sociedad. El traslado de la Universidad a Madrid y la puesta en venta de propiedades relevantes (El Capricho, Palacio de Sobrellano, etc.) despertaron temores por el futuro del patrimonio, que conllevaron la declaración de figuras de protección para las obras destacadas y para el conjunto histórico de la Villa (1985).
También en esos años se producen los primeros intentos de promoción de suelo mediante los Planes Parciales de Estrada, aprobado en 1978, aunque no fue desarrollado, y de Sobrellano, denegado por el M.O.P.U.
En 1977 el Ayuntamiento acuerda revisar su planeamiento. Las Normas Subsidiarias de Comillas, redactadas por L. de la Fuente y aprobadas en 1987, parten de una zonificación continuista con el plan revisado, protegen las fincas de la época del marqués y los terrenos y edificios de la Universidad, que califican como equipamiento, y manifiestan carencias de ordenación, infraestructuras y equipamientos.
El término municipal de Comillas llega a finales de los años ochenta con su territorio y su patrimonio apenas transformados. El Palacio de Sobrellano y su parque, que se extendía hasta Rubárcena, la Universidad Pontificia desocupada y las ruinas de La Coteruca, que habían permanecido como tales durante más de 50 años, enmarcaban entonces la Villa.
En el último cuarto del siglo XX confluye una serie de circunstancias que determinan el nuevo horizonte del desarrollo en Comillas:
· La transformación social y la estabilidad económica que el país alcanza tras la Transición y la integración en Europa consolida.
· La decadencia del veraneo, que conllevó el abandono de fincas y nuevas actitudes que suponen la realización de beneficios con la explotación inmobiliaria de las propiedades, para la construcción de residencias secundarias u otros destinos.
· La mejora de las comunicaciones con la reforma de las carreteras autonómicas a Barreda y a Cabezón de la Sal, así como la progresiva puesta en servicio Autovía del Cantábrico hasta Cabezón (1990-1998) y posteriormente la Autovía de la Meseta, (2003-2009).
Como consecuencia de lo anterior se produce un cambio sustancial en la filosofía del desarrollo urbano y en los principios de su ejecución: la promoción de suelo. Comienza a finales de los ochenta, cuando varias propiedades de tamaño medio son edificadas, bien de forma directa, ordenadas mediante Estudio de Detalle o como resultado de recalificaciones a través de modificación puntual. Para continuar con una rápida Revisión de las Normas Subsidiarias Municipales (1991-1992), que amplió el suelo urbano incorporando terrenos vacíos y clasificó los sectores urbanizables de Rovacías, Rubárcena y Regato Callejo, y mantuvo el de Estrada. Revisión que, además, modificó diversos parámetros que supusieron un incremento de la densidad.
La promoción de suelo en grandes propiedades será empleada de forma repetida: La Coteruca (ED 1989-1991), parte de la antigua finca del marqués en Rubárcena (MP 1990), Rovacías (PP 1993), Regato Callejo (OTV 1995 y PP: 1999,2004 y 2005), de nuevo Estrada que en 2003, mediante modificación puntual, dobla la densidad, y las unidades de actuación de La Garita (2000) o del paseo Garelly (2002-2003). Los instrumentos de desarrollo de estos ámbitos los concibieron como áreas autónomas o independientes sin apenas relación entre sí o con el resto de la villa, incluso han sido planteados como recintos privados en algunos casos.
En 2001 se inicia la redacción del Plan General de Ordenación Urbana de Comillas y Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de la Villa de Comillas (E. Ruiz, E. Cabanas, P. Fernández, y E.T.T., con J. Ortega en el Avance). El Plan responde a un modelo de ordenación que contempla el desarrollo urbano y el término territorial, de forma integrada y conjunta. Reconoce el carácter inseparable histórico y formal, entre el núcleo y su término. Plantea la inserción del proceso de protección urbanística del casco histórico en un marco territorial. Esta perspectiva territorial impone una actuación en tres escalas: la del casco urbano, la de desarrollo del núcleo y la del territorio municipal.
El Plan General, que abordó durante su redacción la coordinación del diseño de los planes parciales en tramitación consiguiendo la articulación entre ellos y con el núcleo urbano, fue aprobado en 2008, lo que permitirá a Comillas afrontar adecuadamente aquellos asuntos y ámbitos pendientes de resolución, como son entre otros: la ordenación del ámbito del Casal del Castro; la salvaguarda de la integridad de la finca del Marqués, con la adquisición del bosque de su parque; el futuro de la Universidad; o la construcción de la Variante.
6.- Bibliografía:
Arnús, María del Mar (1999):Comillas preludio de la Modernidad. Electa. Madrid.
Rodríguez Llera,Ramón (2005-2006):“Comillas, paisaje cultural”, en Espacio, Tiempo y forma, Serie VII, Hª del Arte, t. 18-19, pág. 237-279. UNED.
Ruiz de la Riva, Eduardo (1996): “Comillas, mosaico de arquitecturas” enEntre Comillas, dos talleres de arquitectura.Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria. Santander.
Ruiz de la Riva, Eduardo (1991):Casa y Aldea en Cantabria. Librería Estudio/Universidad de Cantabria. Santander.
Sánchez Noriega, José Luis (2008):Comillas por escrito. Valnera/Consejería de Cultura de Cantabria/Ayuntamiento de Comillas/Fundación Comillas.
Sazatornil Ruiz,Luis (1996):Arquitectura y desarrollo urbano en Cantabria en el siglo XIX. Universidad de Cantabria/Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria/ Fundación Marcelino Botín.
Equipo Redactor (2003): Memoria del Avance del Plan General de Ordenación Urbana de Comillas y Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de la Villa de Comillas.
7.- Procedencia de las fotografías:
Agradecemos al Ayuntamiento de Comillas la colaboración prestada en la recopilación de parte de la documentación que vamos a mostrar en esta conferencia y en particular dejar constancia de la autorización para incluir en la misma varias fotografías del Archivo Histórico Municipal del Ayuntamiento de Comillas.
Rozas
Web de la Fundación Comillas
Dirección General de Puertos y Costas del MOPU (1989)
Gobierno de Cantabria